Capítulo 6 Sentimientos encontrados y la insólita confrontación Parte 1

4 1 0
                                    

Una semana después, en sábado, James regresó al barrio donde vive la anciana para encontrar a su arrendador. Desde las diez de la mañana aguardaba sentado en la banqueta de una de las esquinas de la calle. Una hora más tarde llegó una camioneta, se estacionó; de ella bajó un hombre, quien, apoyado con su mano derecha en un bastón, caminó hacia la puerta de la anciana y le tocó.

   La ancianita lo recibió gustosa y antes de invitarlo a pasar observó en la acera de enfrente al joven que días atrás preguntaba por su madre. Se hicieron señas; él diciendo que ahí estaba y ella asegurando que no tardarían. La señora ofreció una taza con café cargado y el hombre lo recibió agradecido.

—¿Cómo ha estado señor Brendel?

—Bien dentro de lo que cabe, soportando algunos malestares físicos como este dolor de rodilla que hace que tenga que usar a veces este bastón.

—Pues tendrá que acostumbrarse, eso es producto de la edad, yo lo entiendo perfectamente. Imagino que se está tratando con un médico este dolor.

—Por supuesto amiga experimentada, por eso poco a poco voy saliendo de esto, es muy buen médico. Me gustaría que él también pudiera ir curando los malestares del corazón, hablo de lo sentimental.

—Señor Brendel, si se trata de una perdida irremediable e irreparable, para esto no hay cura. Sólo el tiempo aminora el dolor y sufrimiento, pero esas vivencias siempre las tendrá con usted, ya sea para bien o para mal. Tendrá que aprender a vivir con todo esto.

—Sí, lo sé. Lo estoy intentando. No le quito más su tiempo tengo que irme.

—Aquí está su dinero señor Brendel. ¡Oh! Olvidaba decirle que afuera está esperándolo un joven que llegó aquí buscando a su madre; me dijo que sabe que ella hace muchos años rentó esta casa. No pude ayudarle, pero le dije que le comentaría a usted por si quería escucharle y le permití que viniera hoy. Me imagino que lleva un par de horas afuera esperando el momento.

—¿Un joven que busca a su madre? ¡Qué extraño! Mi corazón comenzó a palpitar rápido, algo me dice que es una buena señal. Pues me despido y nos vemos el siguiente mes, gracias por el café. Deje salgo con el joven —dijo levantándose de su asiento.

   Al salir de la casa, el señor Brendel volteó en busca de James y le indicó con una seña que se acercara. El joven estaba al fin frente al hombre que probablemente le daría más información sobre su madre:

—Buen día señor, soy James Donson. Imagino que la linda ancianita le comentó algo de mí.

—Así es. Entonces buscas a tu madre, ¿Quién es y qué le pasó?

—El nombre de mi mamá es Stacy Donson y el problema es que no se mucho de ella y pienso que usted puede ayudarme —al escuchar el nombre de la mujer sintió un gran alivio en su corazón, pero al mismo tiempo sintió un enorme remordimiento.

—¿Tu madre es Stacy Donson? ¿La misma Stacy que dejé hace muchos años en una clínica mental? —se preguntaba el hombre incrédulo.

—¿Entonces usted la conoce y sabe dónde está en este momento? ¿Cómo que la llevó a una clínica mental? —inquirió James.

—Sí la conozco y tengo tiempo que no la veo, pero se dónde se encuentra. Yo puedo decirte más sobre ella, pero antes necesito pruebas de que ella es tu madre. Te veo y creo que tienes rasgos de ella, pero necesito pruebas para poderte decir lo que sé.

—Pensé que necesitaría traerme copia de este documento. Mire tengo este formato que llenó mi madre en el orfanato donde me dejó —mostrándole la hoja.

—Es increíble esto que está ocurriendo —lee perplejo el documento y se lo regresa a James—. Ese papel fue escrito por tu madre, todo concuerda. Vamos a hacer algo: dejaré todos los pendientes que tengo a cambio de invitarte a una cafetería y ahí me contarás de tu vida y lo que sabes de tu madre; después te diré mi versión.

Los Jóvenes del SímboloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora