CAPÍTULO 1: Volviendo a empezar.

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Era una mañana de sol en Arcadia. En la habitación de Jim, se veía la luz matutina entrando por la rendija de sus cortinas, a la vez que su alarma comenzaba a sonar dando los primeros anuncios del día.

Se removió en su cama, despertando. Un revista de mantención de automóviles con una Vespa en la portada se encontraba cubriendo toda la cara de nuestro héroe.

Con velocidad la sacó de su cara y se puso de pie con rapidez, tocando todo su cuerpo como si no pudiera creerlo.

Sin pensarlo dos veces salió de su cuarto y bajó la escaleras en dirección a la cochera. Ante él, se encontraba un bote de basura caído y con muchas cosas revueltas a sus lados.

—Toby estaba aquí cuando los mapaches tiraron la basura... —dijo el joven en un tono de voz desanimado—. Vamos, Tobes... Tiene que funcionar —exclamó mirando hacia la acera, con un brote de esperanza emergiendo de sus ojos.

Jim suspiró y seguido a eso comenzó a recoger la basura.

No podía haber sido en vano... No, no podía ser...

—Hola, Jimbo —se oyó de repente.

Al levantar la mirada, justo frenté a él y en el mismo lugar de siempre, estaba Toby, arreando su bicicleta y con una sonrisa. Parecía totalmente ileso.

—¡Tobes! —exclamó Jim, y se abalanzó sobre su amigo, envolviéndolo en un abrazo.

Por la fuerza que impuso Jim, ambos cayeron al suelo.

Por la fuerza que impuso Jim, ambos cayeron al suelo

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—Es bueno estar de vuelta —sonrió Jim, suspirando aliviado. Ambos seguían en el suelo, mirando hacia el cielo.

Tobías miró a su amigo por un segundo, algo confuso.

—Okey —dijo finalmente, con una sonrisa en los labios—. Eso... ¿significa que no hiciste pastel de carne? — consultó sin dejar de sonreír.

Jim rió y negó con la cabeza, incorporándose.

—Vamos, Tobes, llegaremos tarde.
 
Ambos partieron en sus bicicletas. No tomaron los canales por obvias razones. Jim no quería volver a ese estilo de vida con tan poco tiempo de margen.

Tomaron el camino de siempre, para llegar finalmente a la escuela, justo a tiempo para la clase de historia, cerrando la jornada con la clase de Educación física, dónde el entrenador Lawrence los obligó a subir la cuerda. Mientras Jim lo hizo con facilidad y buena soltura, a Toby le costaba infiernos, especialmente esa actividad.

Durante el esfuerzo inhumano del corpulento joven para subir la cuerda, Jim se acercó a las gradas, dónde estaba Clara, acompañada por sus amigas, como una vieja costumbre familiar, ensegecida con su celular y riéndo.

—Entonces... la obra escolar ¿eh? — saludó con una sonrisa.

Clara, que se había puesto de pie un segundo antes, lo miró sonriendo.

[pausada y en corrección] TROLLHUNTERS: un nuevo tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora