CAPÍTULO 23: Lo que hacemos por amor.

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Clara entró en la sala de la piedra corazón con una gran sonrisa y sosteniendo el grueso libro entre sus manos.

—¡Lo tengo! —exclamó mientras se acercaba a Vendel, que examinaba unas tablas de roca con signos antiguos.

Levantó su mirada y antes de que pudiera hacer algo, Clara estampó el libro en la mesa de piedra.

—Lo tengo —repitió.

La sonrisa en su rostro era gigantesca, aunque poco a poco se fué apagando a medida que miraba a su alrededor.

—¿Dónde está Toby?

Douxie

El mago se alejó del lápiz labial y extendió su mano.

—Archie, por favor dime qué no estoy cometiendo una locura —suplicó él.

—No voy a decírtelo porque no es verdad —replicó el gato con una ceja alzada.

Douxie le puso mala cara y respiró hondo.

—Muy bien... —respiró hondo y su brazalete comenzó brillar cuando comenzó a pronunciar—: Torando, mótmaela...

—¡Douxie!

Se calló de golpe y se apuró a recoger el labial, saliendo del callejón.

—¡Douxie! ¿Dónde estás? —seguía preguntando una voz distante.

—¡Ya voy! —exclamó el mago, caminando hacia el local otra vez. Le hizo un gesto a Archie y él lo siguió.

Mercadotroll

—¿Qué? —exclamó Clara.

Vendel suspiró.

—Lo siento, jovencita —dijo con suavidad—. Yo solo hice la cura, lo que pase con ella no es problemas mío.

Ella se acercó a la mesa y la golpeó con un puño, para luego señalar a Vendel con el dedo índice de la otra mano.

—Sí es problema suyo —exclamó con molestia—. Jim es su amigo.

Vendel se enderezó y acercó un poco a Clara.

—No, no lo es —dijo fríamente—. Al menos, no recuerdo eso.

Clara tenía la respiración acelerada del enfado. Sus hombros estaban tensos y sus puños apretados.

Cerró los ojos con fuerza tomando aire de manera pausada, intentando calmarse. Apoyó los codos en la mesa y enterró sus manos en su pelo.

Contó hasta el veinte con la mente, tratando de controlarse para no cometer una locura. Podía sentir la rabia corriendo por su interior y la primer imágen que le venía a la mente eran las sombras.

«—Que las sombras no te controlen. Tú debes controlarlas a ellas» era lo que resonaba en su mente.

Volvió a levantar la cabeza, ahora con un nudo en la garganta.

—Miserable —murmuró a la vez que se daba la vuelta en dirección a la salida, con el libro entre sus manos.

Tobías se había llevado la cura. Todo lo que habían conseguido había sido... en vano.

[pausada y en corrección] TROLLHUNTERS: un nuevo tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora