CAPÍTULO 19: Promesas

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Clara y Toby desviaron su ruta hacia la casa de su amigo.

La joven suspiró pesadamente a la vez que se frotaba los ojos. Era tarde, y se había levantado muy temprano.

—¿Cansada, Nuñez? —sugirió Toby con una sonrisa.

—Mucho —aseguró ella.

Al llegar a la altura de ambas casas, los jóvenes se separaron, el chico se dirigió a la entrada de su casa, por lo que Clara lo miró con cierta desconfianza.

—¿No quieres ver a Jim? —preguntó volteándose por completo hacia él.

Toby detuvo la marcha y sonrió de lado.

—Creo que necesitan ponerse al tanto y, además, estoy algo cansado —explicó con una sonrisa sincera—. Adiós, Nuñez.

La joven le sonrió de igual manera entes de voltearse hacia la puerta indicada y escuchar la de en frente cerrándose suavemente. Llamó con los nudillos y deseó con todas sus fuerzas que alguien abriera la puerta.

Sus peticiones parecieron ser escuchadas, porque una Bárbara cansada y desalineado abrió la puerta. Tenía el pelo rojo algo enmarañado, las gafas algo descolocadas y unas prominentes ojeras.

—Hola, Clara —saludó con su dulzura habitual—. ¿Quieres ver a Jim?

—¡Bárbara! —se escandalizó al verla en ese estado—. ¿Que le pasó? —no esperó que la invitara, entró a la casa y cerró tras de sí, guiando a la mujer al comedor.

—No te preocupes, linda —aseguró ella—. No he dormido bien estos días, pero nada fuera de eso.

Clara le dió un repaso. Todo en Bárbara gritaba descanso.

—Vaya a dormir, por favor. Si lo requiere, puedo quedarme a cuidar de Jim —aseguró ella con una sonrisa tímida.

Jim

Le pareció oír la voz de Clara, pero el dolor de cabeza era tan intenso que ya no podía discernir si lo que escuchaba era real o solo un invento de su cerebro, que comenzaba a corromperse.

Los murmullos lo seguían en todo momento. A veces ni siquiera le permitían dormir.

Ya se estaba cansando de la situación.

***

—No lo sé, Clara... —la mujer, ahora sentada en la mesa, jugaba incesantemente con sus dedos. Sus intenciones no eran ceder ante la petición de la joven, pero estaba tan cansada que la oferta era muy tentadora—. ¿Que dirían tus padres?

—Bárbara, por favor. Necesita descansar. Y si usted misma no se cuida, será imposible que cuide a Jim —le dedicó una mirada reconfortante y sonrió con dulzura.

La mujer desvió la vista, pensativa.

—Si tus padres están de acuerdo...

—No se preocupe por eso —Clara negó con la cabeza.

La mujer no pudo hacer más que suspirar y asentir.

—Bien —accedió—. Pero, por favor, promete que si necesitas algo vas a avisarme.

—Lo prometo —Clara le puso una mano en el hombro—. Vaya a descansar, yo me encargo.

[pausada y en corrección] TROLLHUNTERS: un nuevo tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora