Era un domingo de radiante luz en la ciudad de Arcadia. Los primeros rayos matutinos se colaba a la habitación de Clara por las rendijas de las cortinas.
La joven se desperezó un rato hasta que se decidió por levantarse y darse una ducha. Apenas y tuvo tiempo de desayunar cuando salió por fin de la casa.
Caminó directamente hacia la residencia de Jim. Varias preguntas le rondaban la cabeza. Demasiadas. Se plantó en el porche, justo delante de la entrada, a una distancia prudente de la puerta, y luego de tomar aire varias veces, llamó suavemente con los nudillos.
Se oyeron pasos que indicaban que alguien se acercaba para abrir, por lo que la joven retrocedió uno.
Después de unos segundos, la puerta se abrió, dejando ver la sonriente cara de Bárbara.
—Oh. Hola, Clara —saludó—. ¿Se te ofrece algo?
Clara se quedó en blanco un momento, pensando.
—Sí —dijo finalmente—, mmm... ¿Está Jim?
La mujer asintió.
—Sí, creo que está dormido —explicó con la cabeza un poco ladeada—. Pero puedes ir a despertarlo. De todos modos, debe comer algo y tomar su medicina, estaba por ir a hacerlo yo misma.
La joven asintió, pensativa.
—Muchas gracias, Sra. Lake.
—Ay, por favor —exclamó—, dime Bárbara.
Clara sonrió, medio avergonzada y entró.
—Si gustas, puedes colgar tu mochila ahí —ofreció señalando el perchero mientras se adentraba en la cocina.
Clara desvió su mirada hacia el lugar indicado y sonrió, todavía avergonzada y sin saber la razón.
—Gracias —respondió, mientras colgaba su pequeña mochila.
—Sube —la mujer sonrió por encima de su hombro y guiñó un ojo.
La chica obedeció y subió torpemente las escaleras. Cuando estuvo delante de la puerta indicada, dudó y luego tocó suavemente. Al no obtener respuesta, la abrió de manera lenta y entró, cerrándola de la misma forma.
La habitación del joven tenía un aire mucho menos lúgubre que la última vez que lo visitó.
Caminó desde la entrada hasta la cama y se sentó lo más suave que pudo a los pies del chico, todavía pensando y sin mirarlo. No entendía ni la mitad de cosas que estaban pasando por su cabeza, eran como una tormenta de emociones y pensamientos.
Ni siquiera tuvo el coraje de mirar a Jim. No podía. Le dolía tener que verlo.
Ella misma se enterraba las manos en el pelo, frustrada. Nunca se había sentido de esa manera, y mucho menos por un chico.
Agarró coraje y miró al joven, tendido a su lado. Con lentitud, posó su mano sobre la de él, tensa. Una parte por su propio reflejo de hacerlo y otra por la reacción que tendría el chico.
El delicado contacto hizo que Jim se despertara de golpe. Se incorporó y miró a Clara, adormecido y confundido.
—¿Clara? —murmuró. Su voz sonaba como si no hubiera dormido nada.
—¿Cómo estás? —preguntó directamente.
El chico tardó un momento en procesar lo que pasaba. Se quedó unos segundos en silenció y luego puso una mueca.
—Estoy algo debil —resaltó—. Pero mejor.
Clara asintió sin prestarle demasiada atención y luego se le quedó viendo un momento. Algo aturdida. ¿Sus ojos siempre habían sido así de... brillantes?
ESTÁS LEYENDO
[pausada y en corrección] TROLLHUNTERS: un nuevo tiempo.
FanfictionUn nuevo despertar para los héroes de Arcadia... Nuevas amenazas... Nuevos peligros... ¿El problema? Está vez, solo Jim recuerda como vencerlos. ¿Las ventajas? Ninguna. Para Jim, el mundo se le viene encima, para Toby, la aventura acaba de empezar...