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\\ Twenty-Four. //

Capítulo #24:
Problemas en el amor.

Pov Narrador.

Marshall regresaba junto con Sasha y Anne a su hogar, mientras solo iban caminando y como usualmente platicando sobre algunas cosas.

Aun que en verdad la que estaba hablando demasiado era Anne sobre Terri, si, desde que la conoció no se le iba de la mente a Anne.

—Y así fue como...— Sasha interrumpió.

—¿Se besaron?— Anne miro a Sasha, Anne se estaba ruborizando.

—¡Sasha, no!— Sasha se reiade la cara de Anne y por un lado, Marshall estaba en su propio mundo persiguiendo una mariposa que había visto, pero obviamente cerca de Anne y Sasha, ya que o si no se perderia.

Y así fue el camino Anne y Sasha discutiendo por cosas absurdas y Marshall... El andaba en su propio mundo en ese momento.

Pasaron minutos y llegaron a las casas de Anne y Marshall, así que Marshall se despidió de las dos y se adentro a su casa.

Y con lo primero que vio se horrorizó, su respiro se volvía pesada, ahí estaba el.

—¡Marshall que bien que llegaste!, Mira quien regreso de su viaje de negocios, tú padre—  Decía la tía de Marshall.

El hombre mencionado se levantó de su lugar, Marshall sólo podía sentir como su respiración se volvía pesada, su cabeza empezaba a doler y empezaba a marearse.

"Tengo un muñeco vestido de Azul..."

El hombre se fue acercando a Marshall, Darcy estaba en la cocina donde salió de esta y veía a Marshall, pudo notar que Marshall se veía "raro".

"Zapatitos blancos y medias de Tul."

El hombre estaba por abrazar a Marshall pero este se alejó de su tío, contrabajos y si podía respirar, Marshall salió corriendo a su habitación.

"Lo agarro mi tío y lo manoseo y dice que el muñeco se dejó..."

Marshall cerró con seguro la puerta de su habitación, trataba de controlarse pero no podía, el recuerdo de esa noche no se le iba de la cabeza.

Ese recuerdo para el era disgustante, demasiado, sintió como su estómago se revolvía, tenía ganas de vomitar.

Las lágrimas empezaban a caer por la cara de Marshall, se dejó caer al suelo y solo puso su cara entre sus piernas, estaba temblando en ese instante.

Estaba en su momento más vulnerable en ese instante, no podía ni articular una palabra o tan solo moverse.

Se sentía débil y con demasiado miedo, miedo de que ese hijo de puta fuera a repetir lo que le había hecho hace un mes.