Capítulo 24: Cadenas (2)

1.4K 146 195
                                    

Capítulo 24:

Cadenas (2)

Dolor.

Una palabra pequeña que representa un sentimiento tan grande. Albedo conocía ese sentimiento muy bien. Y por eso le era tan fácil reconocer el dolor en los ojos de Kasia.

La mujer miraba a Albedo con ojos llorosos, la incredulidad, la tristeza. Tantos sentimientos atrapados en sus ojos. Albedo sintió que su corazón dejaba de latir. Como si el aire no llegara a sus pulmones, intento aspirar, pero la sensación de asfixia no desapareció. Al contrario, solo empeoro. Le dolía. Dolía, alejar a quienes se preocupaban por él, dolía, lastimarlos con palabras hirientes, dolía, fingir indiferencia.

Dolía, como las mujeres presentes lo observaban fijamente, sus miradas llenas de comprensión en lugar de odio. El preferiría que lo odiaran, que lo odiaran por cómo se comportaba, al menos de esa forma no sería tan doloroso. Albedo observo a Kasia nuevamente y ella le devolvió la mirada, Kasia empezó a caminar hacia el con ojos llorosos y una sonrisa en su boca. Incluso en este momento la mujer humana no dejaba de ser un misterio para el Galvan. Demostrando un estado de ánimo tan caótico.

Albedo dirigió su mirada hacia la mejilla izquierda de la mujer. La cual empezaba a hincharse y enrojecerse. Albedo inmediatamente bajo su mirada, el arrepentimiento invadió su corazón. Mientras intentaba desesperadamente ocultar su rostro de las mujeres a su alrededor. Una mano tomo su mejilla obligándolo a levantar su cabeza. Ahí las mujeres a su alrededor lo observaron, no con odio, molestia o indiferencia como el esperaba. No. Al contrario, lo observaron con miradas comprensivas llenas de "cariño" Y en ese momento Albedo comprendió.

No importa que haga estas personas me apoyaran. Porque soy importante para ellos. Por eso el...

El corrió, corrió tan rápido a toda velocidad y si mirar atrás, como si huyera de algo. De hecho, Era correcto él estaba huyendo, Antes de darse cuenta había cambiado a la forma de un kineceleran . La ciudad se volvió Borrosa ante su velocidad los edificios se difuminaron. En un segundo atravesó el mar, corrió y corrió buscando un lugar donde pudiera estar solo.

Cuando el gris de los edificios y el azul del cielo se transformaron en un tono blanco característico de la nieve Albedo se detuvo, Con un destello de color rojo regreso a forma humana, cayendo sobre sus rodillas, Albedo observo los alrededores. Un paisaje cubierto de blanco hasta donde alcanzaba su vista, había corrido durante bastante tiempo, hasta llegar aquí, recordó cruzar el océano y varios continentes. Pero nada de eso le importaba en este momento.

Ya había pasado un mes. Un mes desde que decidió alejar a quienes le rodeaban, para poder marcharse sin arrepentimientos. Pero como muchas cosas en la vida, decirlo era más fácil que hacerlo. Durante un mes se comportó de una manera horrible con todas, las insulto, las denigro, las maltrato psicológicamente. Pero las mujeres eran testarudas y soportaron todo con una sonrisa.

Cuando se dio cuenta que el maltrato no funcionaría simplemente decidió ser indiferente. Durante un mes entero no hablo con ninguna de ellas, no respondió a sus palabras, ni siquiera convivio con ellas más que para alimentarse. Él pensó que, de esa forma, sería más fácil separarse de ellas. Él quería que ellas lo odiaran para no sentirse mal cuando las abandonara. Apretando su puño con fuerza, Albedo empezó a golpear el hielo bajo sus pies.

—¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición! —golpeo repetidamente hasta que su puño se convirtió en un desastre sangriento. —¿Por qué? ¿Por qué no puedo deshacerme de este apego? —se dijo a si mismo el Galvan.

En medio de esta soledad interminable de nieve blanca y aire frio Albedo reflexiono, y lucho contra sus propios sentimientos en conflicto. —¿Qué-? ¿Qué tan profundo cavaron estas mujeres en mi corazón? —se preguntó el Galvan con un sentimiento de melancolía.

Albedo en DxDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora