Capítulo 25: Cadenas rotas (1)

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Capítulo 25:

Cadenas rotas (1)

—¿Esto es Bellwood? —pregunto Albedo. Mirando hacia su alrededor. No estaba seguro de como llego a Bellwood después de desmayarse. Pero sospechaba que los demonios tenían algo que ver con esto. Quizá algún demonio muy estúpido confundió la puerta con un arma desintegradora y los lanzo a todos dentro para deshacerse de ellos.

—Albedo. —La voz de Ellen saco a Albedo de sus divagaciones. —Se acerca una especie de nave, los sensores de mi armadura la detectan a toda velocidad. —dijo Ellen.

Eleonora se giró hacia él. —Nuestra llegada fue todo menos discreta. Quizá tenga algo que ver con eso. —dijo la rubia. Mientras su armadura empezaba a materializarse y a cubrir su cuerpo.

Albedo observo el cielo a la distancia donde poco a poco dos naves empezaba a hacerse visible. Albedo rápidamente reconoció una de ellas, como una nave de entrenamiento de plomeros. Sacando deducciones rápidamente Albedo concluyo que no estaban aquí por ellos, sino en una persecución con la otra nave.

—Está bien, no están aquí por nosotros. —dijo Albedo. —Mientras pasemos desapercibidos no debería haber problema. Mantengan sus armaduras en modo de espera, no podemos arriesgarnos a que nos descubran con sus sensores. —dijo el Galvan.

Ellen, Kasia y Eleonora asintieron y desactivaron sus armaduras dejándolas en espera ante cualquier emergencia. Albedo dirigió su mirada hacia las otras tres mujeres restantes. El dragón, el demonio y el ángel, le devolvieron miradas curiosas.

—Ustedes mantenga su firma mágica bajo control, la magia no es tan común en este lugar, pero no podemos arriesgarnos. —dijo Albedo guardando silencio observo a las mujeres presentes su boca se abrió como si intentara decir algo, solo para cerrarse poco después.

Albedo estaba débil, su estabilizador estaba destruido, y lo único que mantenía su ADN estable era el suero que se inyecto antes. No sabía cuánto tiempo había pasado inconsciente, y cuánto tiempo faltaba para que el suero dejara de ser útil. "Por suerte tengo una segunda dosis" pensó Albedo.

Negando con la cabeza Albedo empezó a caminar e hizo señales al grupo para que empezaran a seguirlo, caminaron entre algunos escombros de lo que parecían ser restos de edificios. Probablemente causados por la liberación de energía tras su cruce a este mundo. Y se escondieron de las naves que constantemente maniobraban en el cielo sobre ellos.

Mientras caminaban en silencio una mano se posó sobre el hombro de Albedo sorprendiéndolo. Kasia coloco su mano sobre el hombro de Albedo y lo observo con preocupación. —Albedo ¿Dónde estamos? ¿Como es que pareces conocer este lugar? —dijo la mujer pelirroja.

Albedo se giró para estar frente a frente con las mujeres, tomando la mano de Kasia la observo a los ojos. —Se que tienen muchas preguntas, pero este no es el momento. Yo- yo les explicare todo cuando estemos a salvo. —dijo Albedo, sintiendo su mente en un estado muy complicado. Las mujeres, lo observaron y asintieron, haciendo que Albedo soltara un suspiro de alivio.

Pero como siempre en la vida de Albedo, nada podía ir tan bien cuando se trataba de él.

Mientras el grupo se encontraba caminando las naves en el cielo aun continuaban con su persecución. La nave de plomeros en entrenamiento contaba con cinco pasajeros que eran reclutas y dos plomeros con experiencia que se encargaban de vigilarlos.

—¡Señor esta zona esta desierta! Sugiero que abramos fuego contra la nave. —dijo uno de los reclutas hacia su compañero que hacía de comandante en esta práctica. Dicho compañero se giró hacia los dos supervisores y al ver que no se oponían dio la orden.

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⏰ Última actualización: Jun 22 ⏰

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