En donde Eun-yoo tenía grandes planes para la escuela haciendo amigos y haciendo su vida.
Hasta que todo se pone de cabeza iniciando un Apocalipsis zombie.
Ella y sus amigos tendrán que hacer de todo para sobrevivir.
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Su-hyeok y yo entramos al otro salón, la profesora le dijo a Su-hyeok que me apartara del grupo, así Na-yeon y yo no peleáramos.
— Oye, no puedes estar molesto conmigo, ¡yo soy la que debería estar molesta! — dije mirándolo, el me miraba molesto, eso me estaba estresando.
— Ya no te metas en problemas — me miró serio.
— Y tú ya no te hagas el héroe.
— Si llego a morir, por lo menos moriré sabiendo que estás a salvo, yo estaré bien.
— Si, tú estarás bien, pero yo no, yo te necesito.
— Yo dejaré de hacerme el héroe cuando tú dejes de pelearte con todos.
— Bien — me acerqué abrazándolo — te vez sexy sudado — él alzó una ceja.
— Tu te vez sexy con la falda corta — sonreí y le di un beso, ese beso fue subiendo de intensidad cada vez, mi mano bajó hacia su pantalón, él tomó mi mano rápidamente.
— Aquí no, la profesora y los chicos están del otro lado — susurró.
— Las paredes son sonoras y de este lado no nos verán — sonreí — además, tú fuiste el que me invitó a su casa hoy — el río.
— ¿Segura? — asentí.
Dicho eso, él comenzó a besarme mientras sus manos recorrían mi cuerpo.
Mis manos estaban en su pecho, quité su abrigo del uniforme y lo dejé en el suelo, el quitó el suéter verde de la escuela y comenzó a desabotonar la camisa blanca para después quitarla y dejarla en el suelo.
Quité su corbata dejándola también en el suelo, él me pegó a la pared mientras sus manos bajaban a mi intimidad, jaló el short hacia abajo quitándolo.
Sus manos tocaron mi intimidad haciendo que estuviera más mojada de lo que ya estaba.
Él hizo a un lado mis bragas e introdujo el primer dedo, solté un leve suspiro, introdujo el segundo mientras los labios de Su-hyeok bajaron hasta mi cuello marcando este con chupetones.
Introdujo el tercero que hizo que soltara gemidos, mis piernas ya no estaban soportando estar tanto tiempo de pie, esto lo noto Su-hyeok.
Nos acostamos en el suelo, él se puso encima de mí sin aplastarme mientras hacía leves movimientos con su dedos en mi interior.
— Su-hyeok~ — solté como pude mientras él me quitaba mi sostén y lo arrojaba por algún lado.
Yo comencé a quitar su camisa blanca mientras él seguía marcando mi cuello y pecho.
Al retirarla él sacó sus dedos de mi interior y se hincó bajando su pantalón y boxer dejando expuesto su miembro.
Este tenía una gran erección, yo sonreí mordiendo mi labio.
