Me dolía mucho la cabeza, los oídos me zumbaban, lo último que recuerdo, una caída y un fuerte golpe, al recobrar el conocimiento, despierto en este cuarto oscuro, lentamente mis ojos se iban adaptando a la oscuridad.
-Joder, mi cabeza ¡¿Pero cómo he llegado aquí?!
Asustada, me llevo las manos a los bolsillos, en busca de mi teléfono, no lo llevaba encima, algo más calmada, voy corriendo en busca de una salida, y me topo con un espejo, solo para ver mi rostro, en el, una lentilla verde tapaba mi ojo izquierdo cambiando su color y otra lentilla verde tirada a lo lejos en el suelo rota, dejando mi ojo derecho azul al descubierto.
Mis manos cubiertas por unos guantes negros de lycra hasta el codo manchados en sangre.
De repente, alguien me empezó a hablar, pero a mi lado, no había nadie.
- ¡Hola Maryan, tú y yo nos lo pasaremos muy bien! — exclamó aquella voz, seguido de una risa maniaca
- ¿Hola? ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Qué quieres?
- Estar, estoy en tu cabeza, me llamo Mireya ¿Qué quiero? ¡Quiero aquello que me pertenece!
- ¡De que puñetas hablas! ¡sal de mi cabeza maldita psicópata inestable de mierda, tú y yo no somos la misma persona!
- Por mucho que grites nadie me va a oír a mí y a ti te tomaran por loca, acéptalo, somos dos personalidades en un mismo cuerpo, y no me voy a ir, o me devuelves lo que me pertenece o no me iré, aquellas personas, aquellas que te maltrataron, aquellas que te acosaron y desestabilizaron ¡mandémoslas al agujero! Pero antes, deberíamos colaborar para salir de aquí
- ¡Mireya, estas como una jodida cabra! ¿Qué me has hecho hacer?
- ¡Oh, muchas gracias por ese cumplido cielo! Y por el momento, nada, esa sangre, no es cosa mía, aunque reconozco, que me hubiese gustado conocer o ver a la persona que nos lo hizo, y darle algún consejo para que te hubiese herido letalmente
Tras aproximadamente 40 minutos de haber estado discutiendo con aquella psicópata, consigo estabilizarme y encerrarla en lo más oscuro de mi mente, me quité aquellos guantes, tiré la lentilla que aún tenía en el ojo, y con mis ojos ya acostumbrados a la luz, me dispuse a buscar la salida y salir de aquel lugar.
Cuando logré salir de aquel lugar, era de noche, una luna llena, con un manto de estrellas, me acompañaba, el viento, aullaba con fuerza y el frio, cortante, me calaba hasta los huesos, la conversación con aquella voz, me dejo pensando ¿aquellos que me maltrataron y acosaron?
Decididamente, no podía ni debía permitir que aquella psicópata volviese a tomar el control de mi cuerpo, y debía erradicarla como fuese posible, para ello, necesitaría la ayuda de mi amiga experta en psicología, mi amiga Nayara.
Tras dar un paseo por los alrededores, a lo lejos vi una farola y a su lado una cabina telefónica, busqué en mis bolsillos a ver si por casualidad tuviese una moneda de un euro para llamar por teléfono a Nayara y así explicarle todo lo sucedido para mi fortuna tenía un euro y pude realizar la llamada.
- Joder tía, cógelo — exclamé algo nerviosa en voz alta, tras unos cuantos segundos al otro lado Nayara contestó.
- ¿Quién es?
- ¡Gracias al cielo, soy yo Maryan, necesito tu ayuda, para explicártelo de manera resumida, lo último que recuerdo es un fuerte golpe y me he despertado en una habitación oscura de un sitio que no reconozco, ahora estoy en un lugar que no conozco muy bien delante de un cartel que pone “Avenida De La Amapola” ¿Sabes dónde queda? ¿de ser así me puedes venir a recoger?
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LAS DOS CARAS DE UNA MISMA CARTA
RandomLAS DOS CARAS DE UNA MISMA CARTA Maryan Parra Jurado, una joven de 26 años con trastorno bipolar y trastorno de personalidad múltiple, tras dar una fiesta de pijamas en su casa despierta en una habitación oscura desconocida, donde una voz comienza a...