-¡Papá, no, no lo hagas, deja a mi hermana en paz! -exclamé llena de rabia, y amenazándole con un cuchillo, o soltaba a mi hermana Mireya, o le rajaría la garganta.
-¡Tú no eres más que mi hija, una mocosa entrometida de mierda, tu hermana va a aprender por las malas que tiene que aceptarse como es, y no intentar cambiarse por algo que no es, no voy a aceptar que mi hija, se ¡Quiere operar para convertirse en un hombre! -exclamó mi padre quitándome el cuchillo y golpeándome con brutalidad.
-No te metas donde no te llaman -exclamó quien yo creía que era mi amigo Jonathan mientras ahogaba a mi hermana y reía... tras eso me desperté gritando.
-¡Joder, otra vez, el día que perdí a mi hermana viendo como Jonathan la ahogaba delante de mis ojos! Vale cálmate Maryan, estás a poco de destruir y poder enterrar el pasado, no las mentiras. -me dije a mi misma, mientras aquella voz en mi cabeza regresaba una vez más para hablar conmigo.
- Hola hermana, ya queda poco para completar tu venganza, pero tranquila, por lo menos sabes que a lo mejor tu amigo no me mató, por si acaso estate alerta. -exclamó la voz de mi difunta hermana hablándome mientras yo intentaba mantener el control.
Antes de que pudiese volverme aún más loca, Nayara llamó a mi puerta.
-Quiero hablar contigo, Kitzia, ha estado hablando conmigo y me ha facilitado algunas piezas que podrían indicar que tu hermana sigue viva - dijo mi amiga con tono preocupado al verme llorando
-¿A qué te refieres? Yo vi como Jonathan la ahogaba mientras mi padre reía -le dije entre sollozos.
-Sí, pero no viste lo que pasó entre medias -aclaró Kitzia, mientras entraba en mi habitación junto a Nayara.
- Por el momento estoy encajando las piezas y no puedo revelarte mi teoría hasta que todo esto acabe, pero todo parece indicar que tu hermana consiguió su deseo y cambiarse de cuerpo. -aclaró Kitzia
-¡Que voy a hacer! he perdido el control, se han apoderado de mi voluntad, me han condenado por el resto de mis días a que sea una máquina de muerte y horror, basculando entre culpa y dolor... -dijo Mireya, cantaba tétricamente, mientras de manera inconsciente yo me ponía una lenteja verde en el ojo derecho. Y mi ojo izquierdo azul libre, sin estar cubierto por la lente verde derramaba lágrimas incontrolables.
-¿Maryan estás bien? -preguntó Kitzia
-Creo que no, creo que mi amiga, no está nada, pero nada bien.-aclaró Nayara mientras miraba a Kitzia. Por alguna razón, su alter ego es más fuerte que ella y la controla como marioneta, ella es consciente de lo que está haciendo, y sabe que está mal pero no puede controlarlo, solo ver como va dejando sin vida a la gente, mientras emocionalmente báscula entre terror, culpa y dolor, tenemos que hablar con ella y recordarle buenos momentos para mantenerla estable hasta que esto se acabe y sepamos la verdad sobre su hermana. Eso será lo único que rompió el hechizo. Y a pesar de que solo sucede dentro de su mente, eso le hace mucho daño.
-¿Pero qué coño? -exclamó Kitzia.
-Sí, bueno, ella no lo recuerda muy bien, pero lleva comportándose así desde que se "murió" su hermana, y por eso se comporta así desde hace mucho antes de que ella me lo revele lo de su alter ego.
Después de un rato, de estar peleando con el alter ego pude volver en mí, y romper en llanto, al ver como aquellas pesadillas me revelaron a mi hermana muriendo ahogada.
Tire la lenteja, y intenté hablar con mi amiga.
-Nayara ¿Qué me ha pasado? —pregunté entre sollozos
-Tu alter ego ha vuelto a tomar el control de tu cuerpo, pero no pasa nada, solo ha cantado una canción tétrica explicando el dolor que sientes por no poder haber enfrentado a tu padre.
Físicamente a nosotros no nos ha hecho nada, pero recuerda, estamos más cerca de descubrir la verdad y de que te reconcilias con tu alter ego y poder formar un equilibrio perfecto entre tus personalidades. -me aclaró mi amiga mientras me abrazaba.
Pero... Si por lo que sabemos, Mireya no está muerta, lo sabes ¿no? — me preguntó Kitzia uniéndose para el abrazo.- pero... Si por lo que sabemos, Mireya no está muerta, lo sabes ¿no? — me preguntó Kitzia uniéndose para el abrazo.
- Si, pero... el pasado no me deja avanzar, el dolor, la culpabilidad, no será libre hasta acabar con todo — aclaré, mientras, me dirigí al baño a lavarme la cara y despejarme. Al mirar el reflejo, no era el mío, era el de mi hermana.
- Hola de nueva hermana — me dijo sonriendo. Tranquila, ya se todo, me alegra saber la verdad, ahora, hazme un favor, ponte esa lente verde que llevas en el bolsillo, y fusionémonos en el equilibrio perfecto, hasta que esto acabe ¿lo harás por mí?
- Si Mireya, y ahora, nos haremos llamar Eclipsia — dije mirándome al espejo y sonriendo.
- Me parece bien — dijo mientras me abracé a mí misma reconciliándome con mi pasado y rompiendo las cadenas de dolor que tanto me ahogaron.
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LAS DOS CARAS DE UNA MISMA CARTA
De TodoLAS DOS CARAS DE UNA MISMA CARTA Maryan Parra Jurado, una joven de 26 años con trastorno bipolar y trastorno de personalidad múltiple, tras dar una fiesta de pijamas en su casa despierta en una habitación oscura desconocida, donde una voz comienza a...