CAPÍTULO 26: S DE SOBRESALIENTE, LA VENGANZA Y EL TORTURADO

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Tras de haber pasado, uno de los mejores días de mi vida, con mi tocaya la cual era amiga de Nayara, pondría broche final a un evento traumático de mi vida, los cuales fueron los malos tratos de mi tío Christian, al cual íbamos a ejecutar ahora mismo mediante el águila de sangre, así pudiendo de una vez acabar con todo esto, yo con mi dolor y mi amiga Eclipsia, ella pudiendo enterrar su pasado.

De un brutal golpe por parte de Eclipsia, mi tío quedó noqueado, Garra Negra, como promesa que me hizo me entrego su cuchillo ceremonial, un cuchillo con el mango negro con bordes dorados y en la empuñadura del cuchillo el dibujo de un águila, era un cuchillo de oro blanco con la punta bien afilada y gruesa perfecta para esta tarea. Sin vacilaciones y oyendo los gritos de mi tío, le abrí la espalda, lista para iniciar la fase siguiente, de la cual se encargaría mi amiga Eclipsia.

Ella, le rompió las costillas, en el proceso arrancándole también la columna, una vez eso hecho, cada una le sacó un pulmón hacia afuera, dejando que así se deshinchasen.

Por último después de ello, para acabar con esto echando sal en la herida, e incendiando su cadáver para expirar nuestros pecados, pues nosotros no era por venganza sino por justicia, por fin habíamos acabado con este podrido mundo de injusticias, y con la vida de aquellos que se creían los dioses.

Aunque ahora es verdad que el mundo estaba en completo silencio, y nosotros, vacíos sin aspiraciones y marcados por el pecado de la venganza y el asesinato.

Verdaderamente, nos convertimos en lo que no queríamos y manchándonos con sangre de inocentes, solo por cumplir nuestro objetivo, dejando como enseñanza en nuestros corazones que la violencia solo generaba más violencia ya fuese justificada o no.

Ahora ya no nos quedaba nada, solo volver a nuestra miserable vida como ciudadanos promedio.

Yo volvería a ser la sirvienta de mi novio, y a disfrutar de su cuerpo y su calor en las noches de luna llena, siendo que las estrellas y la luna serían los únicos testigos de nuestro amor y nuestra ardiente pasión.

Nos alojamos, en el hotel una última noche, pues las vacaciones, ya hace tiempo que se habían acabado, y se podría decir que más que unas vacaciones, fue una larga experiencia a lo largo de una travesía, para que nuestra amiga pudiese enterrar su pasado, y yo vengarme de mi tío, por lo que le hizo a mis padres.

La noche, en lo más alto del cielo nos observaba con sus fieles acompañantes, una luna llena y las preciosas estrellas que adornaban el cielo.

LAS DOS CARAS DE UNA MISMA CARTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora