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JiMin necesitaba olvidarse de todos aquellos recuerdos tormentosos que en estos momentos se presenciaban en su cabeza.

Odiaba mucho su celo, principalmente porque lo volvía extremadamente sensible y sentimental en los días. En ello, los recuerdos volvían a su cabeza y no era nada grato extrañar a su amado alfa, aquel único que siempre sabía consolarle en su periodo de celo.

Incluso con Namjoon le recordaba.

Pero había algo diferente en esta ocasión.

Sí, recordaba nuevamente a su alfa, como siempre lo hacía en su dolorosa ausencia, pero esta vez se encontraba felizmente calmado, ya no precisamente gritándole al Dios lobo que le permitiera unirse con él, no, no ahora. Su corazón latía tranquilamente, el calor aún se presenciaba en su cuerpo, pero ya no era un calor abrumante o tortuoso. La camisa que había abrazado toda la noche le había ayudado en todos los sentidos. Sin embargo, el olor de su semen había quitado gran parte del olor del alfa, debía hacer algo.

JiMin despegó el rostro de la camisa cuando escuchó la puerta abrirse, notando en la poca luz de aquella mañana que una mujer se visualizaba en el marco de la puerta, adentrándose al lugar.

—Hola, cariño, lamento irrumpir tu privacidad —dijo Wheein con una bonita sonrisa, cerrando la puerta tras de sí. JiMin por instinto frunció el ceño, poniéndose al alerta cuando ella se acercó —. Deberías saber que soy omega, por lo que no te haré nada. Vengo a ver cómo estás.

—¿Quién es usted? —cuestionó JiMin de forma brusca.

—Me llamo Wheein, mucho gusto JiMin —se presentó de manera linda, finalmente llegando a la orilla de la cama, dejando un pequeño bolso sobre la cama para sacar un recipiente con comida, dejándolo sobre el buró —. Yuni hizo un exquisito platillo de albóndigas, espero te guste.

JiMin miró a la omega de espaldas, levantándose un poco en seña de querer atacarla, a lo que esta le miró con clara incredulidad.

—¿De verdad intentarás hacer algo en ese estado cuando afuera hay miles de aliados? —incrédula cuestionó, incluso soltando una graciosa risa para volver al bolso —. En otro momento podrías intentarlo, me sería aburrido luchar contigo sabiendo que ganaría contra ti.

—Es sorprendente la soberbia que tiene —escupió JiMin con molestia, quien recargado en la cabecera de la cama mantenía la ropa de JungKook  en sus narices.

—No es soberbia, es seguridad —corrigió Wheein con simpleza, en todo momento manteniendo su preciosa sonrisa —. No me subestimes por ser mujer, o peor aún… —le miró, borrando incluso su sonrisa —, por ser omega.

—¿Por qué me tienen aquí? —desvió el tema.

—Mi hijo quiere saber un par de cosas cuando termine tu celo —respondió, sentándose en la orilla de la cama, su postura firme y recta sin dejar de mirar al omega —Y yo quiero atender muy bien al destinado de mi hijo.

JiMin inmediatamente abrió los ojos en grande, incluso despegando el rostro de la prenda para fruncirle el ceño a la omega, quien de igual forma mirándole se encogió de hombros, no entendiendo su sorpresa.

—¿Qué mierda ha dicho? —soltó la pregunta con brusquedad, negando una y otra vez con la cabeza en completa inconformidad.

—El lobo de JungKook  te reconoce como su destinado —dijo desinteresada, como si aquello no fuese sorpresa —El sentir debería ser mutuo, chico.

—Ese alfa no es mi maldito destinado, y agradecería que no se usara ese asqueroso tema porque no me gusta —nuevamente pegó la nariz a la camisa de forma tierna, calmándose con el delicioso aroma.

"ʙʟᴀᴄᴋ ᴄʜᴇʀʀʏ" → [ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora