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—¡JungKook! ¡Jungkook!

Pocas veces era cuando realmente lograba sentir dolor en su cuerpo, su piel por naturalidad solía ser bastante resistente a cualquier pelea que se diera, la verdad es que debía ser una fuerza elevada para él reaccionar ante el dolor.

¡JungKook! ¡despierta!

Así como ahora mismo, donde su cabeza parecía querer explotar ante un fuerte y pulsante golpe que se presenciaba en su cabeza, específicamente en su sien, donde por cierto, seguía escurriendo en sangre y para su mala suerte, provocaba que se siéntese mareado y con ganas de querer dormir.

¡Por favor, te lo ruego, JungKook! ¡despierta!

Una risa lograba escuchar al fondo, una risa desconocida pero que por alguna razón a JungKook le inquietaba en su pecho, incluso provocando que frunciera el ceño en molestia, apretando los ojos. No sabía cómo había sido posible esto, no sabía cómo había podido bajar la guardia en tan sólo cuestión de segundos. Pero tenía que admitir que la desesperación por encontrar a su omega era primordial, tanto así que le había hecho distraerse.

JungKook comenzaba a volver en sí, y más cuando la voz de su omega finalmente la captó en el aire, reconociéndole de forma desesperada, lo que al instante le hizo volver en sí, abriendo los ojos de golpe para después elevar la mirada, topándose con Dabai al frente, quien con un arma en ambas manos se encargó de reírse de forma descarada, por fin acercándose al pelinegro.

—Esto es increíble, de verdad  —dijo Dabai, mirando al alfa.

JiMin sólo sorbió su nariz para después enfocarse en JungKook, quien  apenas siendo consciente de dónde se encontraba, fue mirándole de poco a poco, tratando de volver a su realidad. Era normal que ante un duro cachazo tuviese esa clase de reacción, y más aún en la zona exacta en su cabeza.

—JungKook, dime que estás bien —finalmente le habló con calma el omega, removiéndose en su propio lugar desesperado. Las cadenas a sus muñecas le habían pelado su piel, haciendo que se irritara, pero ahora mismo realmente nada importaba, ahora lo inicial era malditamente salir de ahí.

—¿JiMinnie? —JungKook achicó los ojos, poco a poco volviendo a consciencia hasta por fin inspeccionarle de pies a cabeza, notando como primordial que su labio yacía roto e hinchado, eso sin contar los fuertes moretones en sus mejillas más la ropa rasgada y maltratada.

Oh, no… le habían golpeado, alguien se había atrevido a ponerle un  dedo encima, y aquello malditamente que le jodía hasta calentarle en un tiempo récord la sangre, tanto así que sus ojos se tornan rojos e inmediatamente se enfocó en el alfa Dabai, quien arrogante cruzado de brazos sólo mantenía una sonrisa en clara burla, retándole.

—Le has tocado… —murmuró JungKook lenta y peligrosamente, su voz endureciendo.

—Oh, sí, sí —asintió como un demente, incluso lamiendo sus labios para después mostrar sus dientes en una sonrisa —. Y está jodidamente delicioso.

En lo más profundo de su garganta, JungKook soltó un grave gruñido para después quererse ir encima, pero fue entonces que se dio cuenta que se encontraba esposado y enrollado con cadenas en un gigantesco tubo de metal oxidado, el cual aparentemente se encontraba unido al suelo junto con el techo. A diferencia de JiMin, JungKook se encontraba enrollado en cadenas por el pecho al igual que por las rodillas. Aún por mucho que fuese fuerte, no podría con algo así.

—No le hagas caso, Gguk —JiMin rápidamente le calmó, negándole con la cabeza —. Estaría muerto si lo hubiese intentado —le escupió con asco, mirando con repudio al alfa Dabai.

"ʙʟᴀᴄᴋ ᴄʜᴇʀʀʏ" → [ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora