Los últimos días habían transcurrido sin duda alguna de lo más lento posible.En especial para JungKook y JiMin, quienes atraídos naturalmente por el instinto y por sus lobos, sufrían de una ausencia que nunca habían presenciado o experimentado. Ellos anteriormente nunca se habían conocido, jamás habían compartido celo o momentos siquiera íntimos. La fuerte atracción era tan fuerte como dos imanes al juntarse, sólo que estos no podían hacerlo, no cuando ambos sabían que aquello los orillaría a la destrucción.
Cuatro días. Cuatro días exactos desde el inicio de celo del omega. JiMin sabía que sólo eran dos días más, dos días y finalmente la tortura finalizaría, por lo menos la tortura de los dolores insistentes de su apareamiento. No ser atendido por un alfa definitivamente dolía. Había olvidado qué tan fuerte era el dolor de un periodo de celo sin alfa, recordar de igual forma dolía emocionalmente, porque era cuando su destinado, su verdadero destinado, ya no se encontraba.
En aquellos días había inspeccionado finalmente a su alrededor con claridad. Debido a la recta final de su celo, el dolor era mínimo y su excitación ya no era tan grave como en los primeros días se había mostrado. Definitivamente tomarse los dos supresores alterados lo había hecho enloquecer, pero habían ayudado, habían retenido su celo por lo menos cinco días, días que fueron en vano debido a que ahora se encontraba en un maldito cuarto mal pintado y con olor a puro sexo sin contar su semen.
Algo que altamente le preocupaba era la salud de TaeHyung, le extrañaba si era honesto. Charlar con él era algo sensacional y cómodo. Sentir esa libertad y cobijamiento en su calida voz lo orillaraba a sonreir en estos momentos con un nudo en la garganta. No olvidaría las hirientes y venenosas palabras que le había escupido, no olvidaría qué tan mierda lo había hecho sentir para llevarlo a la salud en la que ahora se encontraba.
JiMin tragó duramente saliva, inhalando por ultima vez la playera delgada del alfa, donde incluso su corazón latió alegremente ante la exquisita sensación, su lobo corriendo en vueltas por reconocer el aroma del alfa.
Dejándose caer en la cama boca arriba, JiMin se permitió ver con mayor detenimiento el techo, notando que en él, la pintura se encontraba arañada por grandes garras y aparentemente gastada por duros golpes, tal cual como se mostraba en las cuatro paredes de la habitación, eso sin contar la cama en la que ahora se encontraba, en donde el colchón era malgastado y los resortes sobresalían a los lados. Estaba seguro que una fuerte pelea se había dado en el lugar.
El omega finalmente le restó importancia, levantándose de la cama en cuanto escuchó que la puerta se abría, donde en un tiempo record se colocó la camisa del alfa al igual que un short. No era fan de mostrar su cuerpo desnudo durante tanto tiempo y con plena confianza, por lo que sin más se sentó en la orilla de la cama.
La puerta de metal finalmente fue abierta, donde Wheein se mostró y sonrió dulcemente al omega, quien regresó la sonrisa de forma amarga, asintiendo con la cabeza.
—Hola, JiMin —saludó lindamente ella, recargándose en la puerta para cruzar los brazos sobre su pecho —¿Estás mejor?
JiMin debía reconocer algo, y era difícil admitirlo porque se trataba de alguien completamente ajeno y que desconocía; Wheein había sido la única atenta y linda con él en aquellos días. Se dedicaba a llevarle cualquier necesidad que tuviese respecto a su celo, la comida hecha era de la más deliciosa probada, tanto que incluso JiMin se avergonzaba de tanta atención. Nunca en su vida había sido cuidado por algún o alguna omega, el haber experimentado algo tan anormal a lo que comúnmente se daba en su vida era interesante, sin embargo su objetivo seguía en pie.
—Lo estoy —asintió con la cabeza, dando un incómodo y fuerte suspiro, mirando alrededor —Mi celo termina en dos días, o probablemente menos, todo depende qué tan saciado me encuentre.
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"ʙʟᴀᴄᴋ ᴄʜᴇʀʀʏ" → [ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ]
Fanfiction"-𝐄𝐥 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭í 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐨𝐧, 𝐦𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐫𝐦ó 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐛𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫 𝐚 𝐥𝐚 ú𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐫í𝐚...