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Habían sido bastantes barreras con las cuales ambos se habían cruzado desde el primer momento en el que se conocieron.

La anciana les había mencionado que el lazo entre ellos sería un tanto raro a lo que normalmente se daba entre las parejas destinadas. Primeramente porque el lobo de JungKook es quien había reclamado desde vista al lobo de JiMin, quien sin negarse concedido accedió. Los obstáculos habían sido aterradores, uno a tal punto donde por poco ambos perdían la vida.

Lamentablemente no toda historia de amor conllevaba a finales felices.

No por lo menos en la vida de JungKook, porque en su caso tener que perder a sus madres de la noche a la mañana había sido sumamente indescriptible, había que reconocer que JungKook se había almacenado de cargas y de mucho estrés en el transcurso de los días.

Encerrarse en su habitación creyó que sería lo más correcto y más liberal para ayudarse a pensar con claridad las cosas, pero no, no había sido así.

De hecho, tras la muerte de Wheein y seguidamente de Hwasa, las cargas se habían almacenado en su cabeza, primeramente porque ahora él estaría a cargo del imperio Jeon y de paso al mando de los Kim. Ahora toda la responsabilidad caería en él, y lamentablemente y para su mala suerte el gobierno se iría contra él. Mamá era quien tenía el control en ello, y ahora no teniendo ninguna clase de conecte las cosas definitivamente empeorarían.

Pero por ultimo pero no menos importante era su cachorro…

Haber detectado un olor tan similar al de JiMin con el de él era sumamente inimaginable de describir. Por la presencia del cuerpo sin vida de su madre no se había dado el tiempo de decirle a su omega qué tan inmensamente feliz se encontraba tras saber que esperaba un bebé de él. Era un tema tan altamente importante y significativo para ambos, sin embargo, el tiempo de hablarlo era minimo. Así como todo en general.

Tantas vueltas en su cabeza se habían dado que era obvio que su cuerpo reaccionaria ante tanto maldito estrés. A un inicio sólo supuso que se trataba de temperatura alta o una simple fiebre, la cual con un poco de medicina se curaría además de reposo. Pero aquella errónea idea se descartó cuando los síntomas comunes de su celo se presenciaron de poco a poco.

Decir que no deseaba salir y buscar a su omega para satisfacerse estaría mintiendo, porque en realidad lo había anhelado desde la primera vez que entró a encerrarse en la habitación. La duda aquí, o en todo caso, lo nuevo, era que eran nuevas reacciones a comparación de todos sus celos anteriores.

No sabía si se trataba de algún control sobre su lobo, o incluso una simple comprensión que comenzaba a nacer entre JungKook y su lobo.  Porque ahora no existía la necesidad de transformarse para perder la razón de sí y arrasar con todo.

Al contrario.

Había logrado mantenerse en su forma humana y simplemente masturbarse para calmar las duras olas de calor que jodidamente le torturaban. Lamentablemente estaba acostumbrado a ello, no recordaba en sí haber pasado algún celo con algún omega. Simplemente era imposible por la ceguedad que su lobo tomaba con posesión a los betas u omegas.

Pero ahora era deliciosamente diferente.

Costaba bastante trabajo mantener un poco de cordura para no desenfrenarse y lastimar a su omega, quien bajo suyo se permitía ser besado y tocado hasta en la parte más insignificante de su cuerpo. La pesada respiración del alfa podía sentirla a flor de piel en su oído, lo cual sólo provocaba un inexplicable estremecimiento de pies a cabeza, elevando su calor en un tiempo record. La sangre del alfa hervía entre sus venas y más aún cuando supo que aquellos melodiosos gemidos por parte de su omega es porque él mismo se encontraba provocándolo.

"ʙʟᴀᴄᴋ ᴄʜᴇʀʀʏ" → [ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora