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El bosque al cual habían llegado era silencioso y aparentemente solitario.

Wheein le había comentado a JiMin que irían al origen donde ellas crecieron y por supuesto, se conocieron. Antes, años atrás solía haber sido una manada grande donde varias camadas habitaban y vivían en armonía y paz. Debido a la falta de recursos el lugar fue quedándose solo, así quedando únicamente la señora al frente junto con su nieta, quien siendo una linda loba omega era quien se encargaba de ayudar a la mayor. JiMin no podría vivir en un lugar así tan fácilmente, no era algo a lo que estuviese acostumbrado.

La omega al frente volteaba muy a menudo, específicamente a JungKook, quien se dedicaba a mirar alrededor sin prestarle atención. JiMin por su parte le mostraba filosas miradas, miradas que provocaban que volviera a su posición incómoda.

—¿Viviste aquí de cachorro? —cuestionó JiMin al alfa a su lado, quien por cierto ya se encontraba más calmado que tiempo atrás en el camino.

—No, no como tal viví. Aquí me entrenaron mis mamás, es un buen y lejano lugar para aprender de básicamente todo —respondió él con simpleza, manteniendo una postura firme y recta, ambas manos dentro de sus bolsillos.

—Sí, ya vi que todo —dirigió la mirada a la omega, a lo que JungKook carraspeó duramente la garganta, desviando la mirada al suelo —¿Por qué de la nada te besó?

—Cuando venía a entrenar… —musitó casi audible, tratando de no hablar en alto para que los presentes no le escucharan  —, ella me acompañaba, tuvimos encuentros hace tiempo pero nada serio —volteó la mirada al rubio, sonriéndole ligeramente y con tranquilidad —, nunca me tomaba nada en serio.

JiMin miró los labios del alfa, aquellos bonitos y finos labios que se habían formado en una sonrisa, provocando en él de igual forma una sonrisa ante escuchar aquello. No sabía si lo decía por él, pero al menos le alegraba saber que no era un amor serio como creía.

—Jeongguk, Jeongguk…

Ambos voltearon en dirección a la anciana, quien se detuvo en medio de dos grandes árboles que intervenían el camino, donde su nieta fue quien se acercó para abrir camino. La anciana continuó:

—Veo que esto es realmente importante para ti, ¿cierto? —preguntó ella, a lo que el alfa asintió sin pensarlo —, me llama la atención el interés que tienes. Ansío poder saber qué es lo que está pasando en ese inexistente vinculo que se suponía jamás tendrías por la alteración de tu lobo. Adelante, hemos llegado.



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JiMin no había logrado visualizar alrededor con gran detalle, y menos ahora que se encontraba sentado en medio de SonHe, la anciana que manteniendo un cuenco tibetano de un llamativo color dorado, se encontraba con los ojos cerrados respirando lenta y profundamente, moviendo el utensilio en sus manos.

—Bien… —murmuró ella, abriendo a la vez los ojos para mirar a ambos, en todo momento manteniendo una postura recta —, necesito que ambos cooperen conmigo. Harán lo que yo les diga y los tres entraremos a un vínculo compartido en donde podré ver si son verdaderamente destinados o sólo es una clase de capricho por parte de sus lobos, ¿de acuerdo? —ambos se miraron entre sí, asintiendo con la cabeza a la vez que dibujaban una pequeña tranquilizadora sonrisa —, perfecto, tómense de las manos y denme sus manos, cerraremos en vinculo.

Estaban al aire libre, en medio de gigantescos y verdes árboles y pinos donde variedad de aromas se presenciaban al alzar. JiMin se sentía relajado peor a la vez con miedo, miedo a la probable respuesta que no quería escuchar. Al momento del tacto su estómago hormigueaba, peor o igual que el de JungKook, quien a su lado le apretó la mano, tratando de darle consuelo.

"ʙʟᴀᴄᴋ ᴄʜᴇʀʀʏ" → [ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora