El dolor en su cabeza se plantaba de forma inmensamente nefasta, tanto a tal punto de marearlo aún manteniendo los ojos cerrados.
El sonido poco a poco fue dándose conforme volvía en sí. El paralizador con el que le habían tratado era sumamente fuerte a comparación de otros, porque ahora mismo no podía reaccionar de pies a cabeza su cuerpo, el cual, para su mala suerte seguía dormido y sólo los párpados fue donde pudo tener movilidad.
Abrió los ojos, encontrándose con poca luz en un viejo sótano sucio, polvoriento y maloliente. Arrugó la nariz el omega, tratando de voltear pero su cuerpo aún seguía sin dar señales de movimiento, por lo que sólo enfocó la mirada alrededor, encontrándose con literalmente; la nada.
—M-mier… mier… —quiso hablar, pero su lengua pesaba al querer hacerlo.
—No te exijas mucho, black cherry.
A lo lejos, exactamente a sus espaldas, pudo percibir el origen de aquella voz, aquella que sólo en una ocasión conoció tiempo atrás. Su sangre hirvió al tan sólo recordar, recordar aquella amarga noche donde tuvo que lidiar con los colegas de Dabai ante descubrir que se trataba de un omega y no de un alfa como todos creyeron.
—O mejor dicho… —continuó, los pasos comenzando a darse, indicándole que se acercaba —, Park JiMin.
JiMin finalmente enfureció, inflando el pecho para después soltar el aire con la poca fuerza dada.
—¡N-no eres digno de pronunciar mi nombre! —soltó, quemándole con la mirada cuando el alfa alto finalmente dio acto de presencia, sonriendo descaradamente al omega —¡Puta rata cobarde!
—Oh… —el alfa envió una mano a su propio pecho, fingiendo dolor para después volver a reír —. ¿Todavía no te hago mío y ya comienzas a ofenderme, corazón?
—¿Hacerme tuyo? —JiMin chistó, soltando muy difícilmente una carcajada sincera, aún mirando al alfa —. Déjame decirte que en el momento que quieras meterme tu pequeña polla te voy a matar sin necesidad de tener una maldita arma a la mano, ¿me has oído?
—Joder, joder —el hombre pareció estremecerse, lamiendo sus propios labios para dar cortos pasos al cuerpo del omega, mirándole de forma morbosa de pies a cabeza —, por esto y por más siempre llamaste mi atención, Park —contó el alfa, a lo que JiMin buscaba mover su cuerpo, sin embargo, finalmente se dio cuenta de que se encontraba amarrado a un tubo grueso de metal oxidado, tanto de piernas como de las muñecas.
—Aléjate —demandó JiMin, mirándole furioso.
—Estás… ehm, ¿cómo decirlo? —dibujó una mueca, encogiéndose de hombros para después responder —. Estás en mi territorio, omega —dijo —, y déjame decirte que nadie… —le encaró al omega, acercándose sin miedo a su rostro para tomarle del mentón, a lo que JiMin quiso moverse, pero nada de resultados positivos surgían. Su cuerpo seguía sin reaccionar —, pero absolutamente nadie —juró de nuevo, agregando —, podrá sacarte de aquí. Serás mío siempre, y en el momento que intentes escapar de aquí, morirás.
Oh, jodidamente no había dicho eso. Ese hijo de puta no le trataría como siempre los alfas trataban de tratarle, JiMin no era cualquier omega, él no se dejaba de ningún maldito, y mucho menos de alguien como él. El omega podía sentir cómo la sangre hervía al máximo grado en todas sus venas, sentía el calor de su cuerpo en quererle destrozar, lo sintió tanto que la movilidad de su cuerpo fue dándose muy lentamente.
—¿Me has oído tú, pequeño omega? —volvió a preguntar el alfa, elevando una ceja al omega.
El mismo omega que con todas las pocas fuerzas que se dieron le empujó con el hombro a la vez que se zafaba de su agarre en el mentón. Dabai al instante retrocedió dos pasos, sintiendo cómo el omega le quemaba rudamente con la simple mirada. No aguantándose, el alfa rió cínico, cubriéndose los labios.
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"ʙʟᴀᴄᴋ ᴄʜᴇʀʀʏ" → [ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ]
Fanfiction"-𝐄𝐥 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭í 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐨𝐧, 𝐦𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐫𝐦ó 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐛𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫 𝐚 𝐥𝐚 ú𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐫í𝐚...