CAPÍTULO 3

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Simon

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Simon

26 de octubre, 2028

La rubia engreída tiene una amiga lista, Ayla se mueve de un lado a otro exponiendo el tema que eligió, le presto atención y capto cada detalle que ofrece sobre el modernismo literario. Características, historia y algunos representantes destacados. Anoto cuanto puedo y aplaudo junto a mis demás compañeros cuando ella termina.

La castaña sonríe y vuelve a su asiento, más exposiciones continúan, pero ninguna iguala la del modernismo. Me equivoqué al meterlas en el mismo paquete, la única tonta en ese grupito de dos es la rubia. Ayla luce un poco infantil, pero su aspecto cambia por completo al estar en medio de una exposición, mi amigo no es tan superficial, algo tenía que haberle visto después de todo.

Apenas acaba la clase salgo al pasillo, la aglomeración viene detrás de mí y capto los grititos a mi derecha. Una universidad tan grande y tengo que encontrármela en cada maldito pasillo.

—¡Te dije que saldría genial! —le dice Kiara.

—¡Gracias por ayudarme! —la abraza Ayla.

Seguro lo dice por condescendencia, ¿Cómo va a ayudarla si ni siquiera está tomando el curso? Tengo planes para hoy así que no tardo demasiado reparando su ridícula escena. Me muevo hacia la salida y le envío un mensaje a Stella para avisarle que ya estoy yendo a su apartamento. El sol está empezando a esconderse, esta era la única clase que tenía durante la tarde y agradezco que mi horario no esté tan desorganizado, incluso cuando no tuve la oportunidad de elegir.

Conduzco sin demasiada prisa, dándole tiempo a mi hermana para que termine de ordenar su departamento, si es que siquiera se está tomando la molestia de hacerlo. Cambio la emisora de la radio hasta hallar una canción que sea de mi agrado, no la encuentro así que me estaciono para poder conectar el equipo a mi teléfono y ser yo quien elija la música. Media hora después aparco mi auto frente al edificio de Stella. El portero me conoce, así que solo me deja entrar. No me sorprende encontrarla con una mancha de pintura en el rostro cuando abre la puerta de su piso.

—Oh, mírate —me sonríe antes de saltar a abrazarme.

—Nos hemos visto hace una semana —le recuerdo, pero la rodeo también.

—Igual te eché de menos —me da un beso sonoro en la mejilla.

La reparo un poco, su cabello castaño sigue corto, con un fleco cayéndole por la frente. Lo trae atado en una media cola y la ropa que trae puesta me da un indicio de lo que está haciendo.

—¿Estás pintando tu pared? —indago cuando me hace espacio para que entre.

Bebe un sorbo de lo que sea que contenga la copa que está sobre la mesa del comedor y asiente. Creo que es vino.

—Me dio ganas de tener una sala de color naranja, siento que combina con mi cabello.

Castaño cobrizo, ese es el tono de castaño que le tocó a Stella. Muchas chicas recurren al cambio de imagen cuando les rompen el corazón, mi hermana prefiere cambiar el color de sus paredes.

ENTRE CORAZONES Y LETRAS © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora