CAPÍTULO 4

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Simon

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Simon

30 de octubre, 2028

Le daré créditos a la universidad por algo: sus jardines. Facilitan muchísimo el proceso creativo. Siempre me ha gustado escribir teniendo algo bonito al frente, ahora estoy disfrutando teclear viendo a los árboles mecerse de un lado a otro debido al viento. Reviso mi libreta y compruebo que no estoy saliéndome de la línea temporal que ya tengo planteada para esta novela.

Tengo cierta fascinación por las brujas, por el poder que puedo darles, siento que no hay límites. He diseñado a mis personajes y a las criaturas que tendré dentro de esta historia. Mi escaleta contiene lo necesario para poder escribir sin bloquearme. Me pongo los audífonos y aprovecho que mi laptop aún tiene batería para seguir escribiendo el quinto capítulo de la increíble vida de Telma.

—¡Hola!

Quito la vista de la pantalla para ver quién es la persona que está interrumpiéndome, pero no me animo a ponerle una mala cara a Ayla. Después de todo, no ha sido desagradable conmigo en ningún momento.

—Hola —devuelvo el saludo.

—¿Estás ocupado? Porque si estás ocupado puedo hablarte luego —se inclina para ver mi pantalla—. ¡Estás escribiendo! ¿Es tu novela?

Cierro la laptop.

—Lo es —respondo—. ¿Qué sucede, Ayla?

—Oh, bueno, no es urgente —se le encienden las mejillas—. Vengo a formarme un concepto propio de ti.

—¿Perdón?

—Verás, Kia dice que eres un engendro del demonio, Dylan dice que eres genial. Los adoro a ambos, pero me gusta elegir si alguien será o no de mi agrado y, en vista de que compartimos clases, quise acercarme a saludar.

—¿Engendro del demonio?

—No lo dijo tal cual...

—Ella es una rubia presuntuosa.

—Eso no es cierto —refuta—. Y no me agrada que hables mal de mi mejor amiga.

—Ah, pero estás diciéndome que ella sí que habla mal de mí.

—Están a mano, ¿vale? —suspira—. En fin, Simon, ¿dejarás que forme un concepto propio? ¿O tendré que declararte enemigo también?

—¿La rubia no va a enfadarse si te ve conmigo?

—Kiara sabe respetar mi elección de amistades —sentencia.

Me acomodo en la banca y giro un poco en su dirección. La verdad no me vendría nada mal tener algo cercano a una amiga durante lo que me queda de carrera. Dylan está bien, pero no compartimos curso y no puedo tenerlo como aliado en las clases.

—Vale, ¿qué quieres saber?

—¿Qué escribes?

—Fantasía —respondo.

ENTRE CORAZONES Y LETRAS © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora