Simon
Pocas veces he corrido como ahora, creo que nunca antes he sentido esta clase de desesperación, pero en cuanto la voz de Kiara se quebró en esa jodida llamada, algo lo hizo dentro de mí también. La veo de lejos, está sentada y su rostro luce rojo, su mano va a su pecho y mis piernas aceleran más, sorprendiéndome la rapidez con la que llego a su lado.
—¿Dónde? —pregunto sosteniendo el pequeño autoinyector.
—Pier...na —responde y se apoya en mi hombro.
Está con una falda, con panties, pero creo que la aguja llega igual porque gime bajito por el hincón. La respiración se le escapa y yo la tomo en brazos, no me fio del todo de esa inyección.
Niega mientras yo camino lo más rápido que puedo hacia mi auto.
—Hospital... no —pide con voz queda.
—No me quedaré tranquilo si no te ve un médico.
—Hospital no —insiste.
La hago entrar al vehículo y le aseguro el cinturón, con prisa subo a mi asiento también, su mano alcanza la mía.
—No estás bien.
Tose y se presiona el pecho.
—Deja que haga efecto —pide—. Pero no al hospital.
—No seas terca, no con esto —enciendo el auto y ella se remueve inquieta.
—Simon, por favor. No quiero que mi hermana...
—Quédate quieta, estás empeorando todo, joder.
Intento pensar, no quiero que se sienta mal, pero no puedo dejarla así. La piel de su cuello sigue roja y no es que esté respirando del todo bien aún, le cuesta y tengo miedo de que la dosis no haya sido suficiente para contrarrestar la alergia.
La idea llega a mí y cambio la dirección del auto, cómo pude olvidar que tengo una hermana que es médico. Marco su número y ella me confirma que me esperará en su casa, que no tarde.
—Pero...
—Kiara, solo mantente despierta, yo me encargo del resto.
Gimotea y vuelve a toser, mantengo una mano en su muslo, moviéndola para evitar que se duerma en el trayecto. Conduzco lo más rápido que puedo y mi hermana ya está esperándome afuera con una silla de ruedas.
—¿De cuánto era la dosis que le pusiste? —me pregunta cuando hago bajar a Kiara.
—No tengo idea —respondo y yo mismo empujo la silla al interior, saludo a mi cuñado que está en la sala.
Llego a su consultorio y subo a Kiara a su camilla. En este momento agradezco que mi hermana no solo se limite al hospital. Le revisa las pupilas y yo le indico el tamaño del autoinyector, decide inyectarle otro poco de alguna medicina. Espero junto a la rubia que hace un pequeño puchero cuando siente el pinchazo.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE CORAZONES Y LETRAS © [TERMINADA]
RomanceKiara Harmony ha crecido bajo la sombra de su hermana mayor desde que tiene uso de razón. Quiere sobresalir, quiere que la conozcan por quién es y no por ser la hermana pequeña de la maravillosa Adara Harmony. La universidad es su oportunidad perfec...