El agua fría envuelve sus pies descalzos mediante se sumerge, levanta la mirada para encontrarse con los ojos de la princesa Rhaenys quien le dedica una sonrisa alentadora, al llegar hasta donde se encuentra ella, se arrodilla la arena bajo él se hunde. Baja la cabeza en señal de respeto para la esposa del antiguo señor de las mareas.
— Lucerys de la casa Velaryon por la presente te nombro señor de las mareas— dice Rhaenys con voz melancólica pero lo suficientemente alta para que todos los presentes puedan escucharla. El sacerdote a su lado hace sonar una campana sobre sus manos, él está orando en alto valyrio. — ¿Hay alguien que presente una objeción a su reclamo? — cuestiona la antigua omega de las mareas en voz alta.
Lucerys toma una profunda respiración, si alguien se opusiera a su reclamo tendrían que someterse a un duelo en el mar en presencia de todos para que sean testigos, mantiene la mirada sobre el mar mientras escucha los murmullos "No lo hacemos". Una parte de él suspira con alivio, cierra los ojos y su cuerpo se relaja.
Los estandartes de la casa Velaryon ondean en el viento mientras las olas se rompen en la orilla y vuelven hacia el mar creando espuma a su paso. La princesa Rhaenys toma una profunda respiración, ella marca sobre su frente y sus manos consagrándolo con agua y sal, encomendando a su dios el rey Merling para que guie su camino a través del mar, en las penumbras que oculta el mar.
Toma una profunda respiración cuando su abuela pone una mano tras su nuca, antes de ser sumergido en el agua, cubriéndose por completo del agua salada.
Los Velaryon son el mar y un Velaryon no es nada sin el mar, había dicho su abuelo un día cuando Lucerys todavía era lo suficientemente joven para ser puesto sobre sus rodillas y escuchar las historias de sus viajes.
Lucerys siente el peso de la nueva responsabilidad tanto como siente al mar abrazándolo y forzando a su cuerpo hacia abajo.
Después de un minuto la princesa Rhaenys lo libera, tirando de su cabello para que vuelva a la superficie. Él surge de nuevo esta vez como señor de las mareas, la camisa se pega a su pecho mojado y el agua cae de su cabello enredado.
— Lucerys Velaryon hijo de Laenor, nieto de Corlys. Levántate como el nuevo señor de las mareas — declara el sacerdote en voz alta, el eleva sus manos y vuelve a sonar la campana que sostiene, lo hace tres veces en honor al lema de su casa "El Viejo, el Verdadero, el Valiente ".
Su abuela la princesa Rhaenys extiende sus manos, Lucerys las toma para levantarse. Las personas alrededor aplauden vitoreando su nombre.
Lucerys vuelve sus pasos hacia la orilla junto a la princesa Rhaenys, Baela es la primera en dar un paso adelante ella sostiene la pesada capa Velaryon en sus manos. Lucerys se deshace de su camisa mojada y acepta la capa que es puesta sobre sus hombros envolviéndose en ella. Su prima le sonríe antes de dar un paso atrás.
La reina Rhaenyra tiene una sonrisa satisfecha y hay lágrimas en sus ojos cuando Lucerys se arrodilla ante su reina, ahora es el señor de las mareas. Los mares pertenecen a su madre, su servicio pertenece a ella.
──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────
El banquete está siendo servido cuando Lucerys aparece en el salón, se ha cambiado de ropa y ahora muestra con orgullo el color azul de la casa de Velaryon, la sensación es distinta ahora que tiene todo el peso de una casa sobre sus hombros, y los murmullos, aunque no son lo suficientemente altos para ser escuchados, sabe que están en algún lugar declarando que no es quien debe estar a la cabeza de los Velaryon.
Todos vuelven su mirada al verlo entrar y se levantan de sus sillas para aplaudir a su paso, hay manos tocando su hombro mientras se abre paso y ahora lo llaman "Lord Lucerys" o "Señor de las mareas". Saluda a cada uno de ellos y estrecha sus manos, anteriormente tuvo acercamientos con los señores influenciado por su abuelo Corlys, una manera de ganarse su respeto y que estos lo apoyaran si fuera necesario, eso fue lo que lo llevo en primer lugar a visitar al esposo de Aemond.
ESTÁS LEYENDO
Omega Inadecuado (Lucemond)
FanfictionAemond ha intentado de todo con tal de cumplir su deber como Omega, dar un heredero. Pero nada parece funcionar y ha perdido el interés de su esposo, quien lo mira totalmente decepcionado cada luna que pasa y que no ha engendrado un hijo. Lucerys sa...