Los murmullos se han vuelto gritos, las personas en la corte gritan sobre la bastardía de sus hijos, no es más un vil rumor que es susurrado por sus enemigos, sino que cada una de las personas presentes alzan sus voces que resuenen incesantes en su cabeza. Aemond respira con dificultad mientras sostiene a sus hijos contra su cuerpo intentando cubrir sus orejas para alejarlos de las palabras.
"De la verdad" clama una voz en su cabeza, o parece ser una voz ya que su mirada se vuelve hacia la persona que ha hablado, logra ver a su hermana Rhaenyra de pie a un lado del trono, junto a ella están sus hijos, su mirada de indiferencia no pasa desapercibida.
Ocupa la misma posición que Aemond ocupo hace años cuando su hermana peleo por el derecho de Lucerys para mantener el reclamo de Driftmark sobre Vaemond Velaryon.
La verdad que dijo el hombre y que lo condeno frente a toda la corte de su difunto padre Viserys, él defendió a Rhaenyra de los ataques hacia la legitimidad de los hijos que procreo con Harwin Strong, ¿hubiera hecho lo mismo con él? En definitiva, no lo haría como nadie lo hacía ahora. Hay una espada que se cierne sobre sus cabeza y Aemond se abraza de sus hijos, contiene la respiración cuando la espada se blande en el viento y lo siguiente que sabe es que puede sentir la sangre mojar sus manos, pero no es la suya sino la de sus hijos.
Un grito desgarrador sale de su garganta, pero no es escuchado por nadie, su vientre sangra sobre la sangre que se seca con rapidez, lleva una mano a su abdomen, pero tampoco puede sentir nada en el. Su corazón sangrante gotea sobre el piso de piedra uniéndose a la de sus hijos y su alma se parte en mil pedazos.
Despierta empapado en su sudor cuando escucha una voz llamándolo y alejándolo de la violenta pesadilla dentro de la que se encontraba, la mano de una de las doncella se posa suavemente sobre su frente corroborando su temperatura, o eso imagina.
— Príncipe— dice la omega con cautela, parece que su estado no pasa desapercibido porque tiene una mueca en su rostro y lo observa con detenimiento—, ¿desea que llame nuevamente al maestre para que lo revise?
Aemond niega con un movimiento de cabeza y aleja las manos de la mujer omega con suavidad, se levanta sobre sus codos y señala la jarra de agua, la mujer acude de inmediato y le da un poco de agua.
El maestre corroboro su estado después de lo sucedido en el salón de la corte con el alfa que acuso abiertamente a sus hijos de ser bastardos, Aemond solo esperaba que Kevan continuara haciendo que se tragara su lengua cien veces más antes de que finalmente cortara su garganta.
— Nuestro señor lo ha llamado, desea que se reúna con Lord Tytus y él en la privacidad de sus aposentos, pero dijo que tiene la libertad de rehusarse a asistir si es que su condición no es favorable.
Aemond vuelve a negar y empuja las delgadas mantas fuera de su cuerpo, ya ha tenido suficiente descanso y es momento de enfrentarse a su esposo, supone que el tema por el cual está siendo llamado es por haber cortado la lengua de uno de los señores como si se tratara de un vil bardo. Aemond debió dárselo de tragar a Vhagar, si tan solo su dragona estuviera en estas tierras ese alfa horrible habría sido devorado entero y no solo su lengua. Desea desesperadamente que ese sea el único tema a tratar, su esposo jamás ha expresado alguna duda sobre su paternidad, ni siquiera de este último hijo, Aemond ora porque esto continúe siendo así y que la debilidad en la que se encuentra su esposo no lo haga dudar.
El veneno hasta ahora solo ha provocado que su esposo sienta un profundo, malestar y este incapacitado para cumplir con sus funciones, pero ha rendido efecto porque los maestres no pueden detectar la presencia de alguna anomalía, señalan en secreto la vejez de su esposo como una de las causas principales.
Se levanta de la cama, acariciando su vientre suavemente sosteniendo su peso en sus manos, cada vez está más grande, pero no lo suficiente aún. Deja escapar un pesado suspiro y se encomienda a los dioses nuevamente.
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Omega Inadecuado (Lucemond)
FanfictionAemond ha intentado de todo con tal de cumplir su deber como Omega, dar un heredero. Pero nada parece funcionar y ha perdido el interés de su esposo, quien lo mira totalmente decepcionado cada luna que pasa y que no ha engendrado un hijo. Lucerys sa...