1.17 Rūs

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Hay un dolor en su pecho que llega a ser tan molesto como el malestar que siente en su espalda baja, pero encuentra que el dolor en su espalda puede mitigarse un poco mientras este recostado en el sillón acunando una almohada debajo de su vientre ayudando a sostener la pesadez, también hay una almohada entre sus piernas que lo ayuda a sentirse cómodo por primera vez después de mucho tiempo.

Esperaría que el dolor que siente en su pecho fuera igual de fácil de eliminar, ha llorado un par de veces más hasta que se queda sin lágrimas, culpa a las hormonas por hacerlo tan sensible e incapaz de resolver sus problemas, culpa también a Lucerys por haberlo dejado de nuevo en una profunda confusión acerca de lo que ha hecho está vez.

No solo eso, sino que se ha alejado justo después de decirle que estaría con él, que nunca lo dejaría solo.

Mentiras, falsas promesas que se ha cansado de escuchar con el paso del tiempo. Es fácil aceptarlas cuando estás vienen cargadas de toques gentiles que lo convencen, de murmullos nobles que hacen que Aemond siente que el piso se mueve debajo de él cada vez que tiene cerca al padre de sus hijos.

Aemond desea tener la oportunidad de golpearlo, le gustaría golpearlo en la cara hasta que esté de rodillas suplicando perdón por haberlo abandonado de nuevo justo cuando está a punto de dar a luz a su tercer hijo. Pero más que nada desea gritarle todo lo que ha estado conteniendo, pero no lo hará.

Ha llegado a la conclusión de que si Lucerys quiere acudir a él lo hará, sino quiere Aemond tampoco lo buscará, está cansado de toda la situación quiere tan solo tener un respiro. Siempre fue él quien dio el primer paso para buscar una reconciliación después de que Lucerys lo dejo a la deriva. No más, está a punto de dar a luz y no quiere tener más estrés agobiándolo, no hay un lugar en donde pueda estar cómodo en las tierras del oeste o en las tierras de la corona, apenas e imagina como será estar por un tiempo en las tierras de los ríos siendo invitado de Joffrey Velaryon.

— Príncipe — llama Ludwin haciendo que se vuelva hacia el chico quien le está tendiendo un tazón de fruta fresca. Aemond lo toma y apoya el cuenco en su vientre endurecido, muerde una de las fresas y saborea el dulce sabor. — ¿Desea que traiga su ropa? — pregunta el Omega con una sonrisilla asomándose por sus labios.

Aemond niega con un movimiento de su dedo.

— Mi deseo es permanecer recostado con mi camisón durante este día comiendo fresas, quizás un postre o algo diferente, dejaré que me sorprendan — responde frotando su vientre con una sonrisa antes de llevarse otra fresa a la boca y masticarla, el dulce sabor casi lo hace jadear.

Ludwin se encuentra sorprendido por su respuesta y se limita a ladear su cabeza cómicamente y a verlo con sorpresa, Aemond ignora el gesto y se relaja de nuevo en su posición, moviendo sus hombros para darle un descanso al estrés que hay sobre su cuero, funciona relativamente bien.

— De esta manera debió ser desde el principio, tan solo necesito relajarme y dejar que todo fluya, sin preocupaciones. Tymond y yo hemos pasado por mucho en estos largos meses— su ojo se desvía hacia su vientre y lo acaricia suavemente intentando con su gesto trasmitir un poco de todo el amor que tiene para su hijo.

Relajado sobre su sillón se cuestiona como es que no hizo esto desde hace mucho tiempo, solo limitarse a descansar por la tranquilidad de su hijo, quizás si hubiera hecho caso a todos los que le decían que simplemente debía retirarse a descansar y dejar que los alfas se hicieran cargo, se dice que posiblemente obtendría un descanso, pero sabe que no es tan fácil como lo está imaginando, hay muchas personas que quieren dañarlos y aprovecharían si es que les otorga una ventaja.

Ludwin está asintiendo ante sus palabras y baja la cabeza obedientemente.

Aemond le sonríe con aprecio al omega, le ha sorprendido lo bien que el omega ha podido desenvolverse a su lado y junto a sus hijos, no creería que después de todo lo que le sucedió el omega encontrara la fuerza para poder seguir adelante, Aemond no habría logrado sobrevivir si es que algo similar le ocurriera. Ludwin es tranquilo, siempre a su lado o al de sus hijos, Aemond reconoce como se tensa todavía cuando un alfa pasa a su lado o intentan hablar con él, interesados en un joven atractivo omega de cabellos dorados y cuerpo delicado.

Omega Inadecuado (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora