1.13 Blackfyre

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Cada noche durante su lejanía en los peldaños de piedra se permitió imaginar como seria la próxima vez que estaría cerca de Aemond, pero esto no era ajeno al sentimiento de añoranza que tenia constantemente.

Pensar en esto se volvió una cotidianeidad en su vida, así que se encontró volviendo hacia su familia acudiendo a eventos que con anterioridad había dejado de lado, más perdido en el mar e interesado en recorrer los mares como lo había hecho su abuelo Corlys antes que él, pero en los últimos años quería aprovechar cada oportunidad que se le brindaba para volver a ver a su omega, después de todo para ellos eran pequeños momentos robados, miradas instantáneas que no podían sostenerse por mucho tiempo porque su devoción debía pasar desapercibida delante de las otras personas.

en su tiempo perdido entre sus viajes tuvo la oportunidad de visitar lugares recónditos donde no existían limites, se permitió probar sustancias y aspirar hierbas que no hacían más que calmar la mente y darles inspiración a sus atrofiadas mentes por los excesos, y aun asi ni siquiera en uno de sus viajes en los que estaba demasiado ido como para empezar a imaginar cosas, pudo fantasear que algún día se encontraría en una situación como en la que se encontraba ahora.

No quería una familia, no quería engendrar hijos a pesar de sus bajos deseos por ceder a las tentaciones de la carne, pero siempre se aseguró de no dejar descendencia a su paso, tampoco quería un compañero, rechazo tantas oportunidades como su madre le presento, omegas bonitos a la vista; pelirrojos, morenos, rubios incluso algunas alfas estuvieron en la lista de su madre disponibles para que se vinculara y plantara hijos en sus vientre. Rechazo a todos y cada uno de ellos, Joffrey sería su heredero y los hijos que su hermano tuviera lo sucederían.

Madre había dicho que los planes cambiaban, que en algún momento se decidiría a vincularse y tener sus propios hijos, no creía ninguna de esas afirmaciones de la reina, pero ahora tenía un omega que podía llamar suyo en todo los sentidos excepto ante la sociedad, también engendro hijos que llevaban su sangre espesa en las venas sin embargo no eran sus herederos y nunca los podría llamar como suyos. Al igual que a Aemond.

Tuvo que recurrir a celebrar una ceremonia delante de su dios para poderlo llamar como su esposo, un juramento que solo les pertenecía a los dos, pero que a regañadientes debia admitir que distaba mucho de poder convertirse en una realidad.

La distancia fue un factor importante en su relación, podían comunicarse a través de cartas y mensajes breves con los cuervos, escribiendo inclusive en su periodo durante la guerra que llevo con la Triarquia, Aemond lo aconsejo pese a no estar de acuerdo con los términos que ofrecía a las ciudades libres para continuar con el comercio entre ellos y una repartición de los peldaños de piedra que un día pertenecieron a Daemon Targaryen.

Per necesitaba algo mas.

Lucerys solía encontrarse durante las oscuras noches del mar pensando en su omega, pensando en sus hijos, en lo que estarían haciendo. Tyan había celebrado su onomástico número seis, Aemond hizo mención de Aerys finalmente logrando formar palabras completas y entendibles. Momentos que Lucerys no sabía que necesitaba vivir hasta que leyó sobre ellos. Demasiado envidioso del hecho de que le fueran robados esos momento que algunos podrían considerar insignificantes.

Otra de las constantes que afectaba su relación era la falta de contacto que tenían, podían estar mediante cartas fingiendo que era suficiente, pero Lucerys necesitaba más que eso, estaba acostumbrado a desear el contacto carnal con tantos omegas con los que se relacionó, ahora estaba en una castidad autoimpuesta que lo hacía ponerse ansioso, extrañaba a Aemond de todas las formas posibles, una que aplacaba cuando solo encontraba el consuelo de su mano y de recuerdos vividos del aroma, de la piel y de los ruidos que hacia el omega. Las tentaciones eran demasiadas de acuerdo a su posición como señor de las mareas, no pudo evitar sentir que Aemond se encontraba en igualdad de condiciones cuando recibió una carta por parte de Joffrey.

Omega Inadecuado (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora