CAPITULO XVIII "COMEDIA ROMÁNTICA"

31 4 11
                                    

Estaba algo aletargado, abrí levemente los ojos y descubrí que mi brazo estaba sobre la cintura de una linda mujer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba algo aletargado, abrí levemente los ojos y descubrí que mi brazo estaba sobre la cintura de una linda mujer.

Tokyo, eres un atrevido terrible.

Kyoto aprobaba la situación con aplausos alegres, sentí tanta satisfacción y paz.

Miré mi brazo con la aguja atravesada, el suero estaba a la mitad, por lo que deduzco que alguien lo ha cambiado.

—Necesito una ducha —susurré. Me fue relativamente fácil levantarme de la cama, el vértigo estaba presente, pero no era tan terrible como ayer.

Ingresé a la ducha y cuando salí, miré a Van perdidamente dormida, elevé las cejas, creo que está más aletargada que yo.

Me puse ropa cómoda y volví a la cama, honestamente me siento mucho mejor, jamás me había recuperado en tiempo récord.

—Señorita Cisne —susurré muy cerca de su oído derecho—, señorita Cisne.

—No —murmuró—, déjame dormir.

—Señorita Cisne, dormiste en la cama de un hombre mayor y soltero.

—Es un hombre mayor, soltero, guapo y con quién me he besado, ahora déjame dormir un poquito más.

—Señorita Cisne, se supone que el enfermo era yo —despertó de inmediato, comenzó a palparme el rostro, se alertó cuando vio que mi cabello estaba húmedo, supongo que mi aspecto cansado no ayuda.

—¿Estás sudando? El doctor dijo que si tú temperatura no bajaba te pusiera compresas de agua fría, iré por algunas —se levantó desorientada.

Me levanté detrás de ella y la atraje a la cama—, estoy bien, acabo de salir de la ducha cuando me encontré durmiendo con un cisne con el sueño muy pesado.

—¿En serio estás bien? —me tocó la frente y las mejillas—, no quiero mentiras Tokyo.

—Aún tengo vértigo, pero estoy bien, mucho mejor que ayer, lo que sea que hay aquí —señalé la aguja en mi muñeca—, funciona.

—El doctor fue de mucha ayuda, no sabía cómo ayudarte.

—Lo siento, por todo, tuviste que parar por mí, no me agrada saber eso —perdí el equilibrio, así que preferí sentarme—, de esto hablaba cuando te dije que será difícil.

—Y aún sigo aquí, no porque esto se ponga difícil significa que me voy a ir corriendo.

—Deberías, pero eres necia, necia, necia.

—No sé cómo no pensaste en eso antes —rió y bostezó—, ahora ya sabes que no pienso irme.

—Pues ya que estaremos aquí sin hacer mayor cosa porque tienes semblante de no querer permitirme ni siquiera pararme ¿Podemos hacer algo al estilo Río?

"𝑰 𝑾𝒂𝒏𝒏𝒂 𝑹𝒖𝒏 𝑻𝒐 𝒀𝒐𝒖"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora