Derivado de los escándalos mediáticos que rodean a su padre, una joven cantante emergente del pop cede ante la presión de aceptar un equipo de agentes de seguridad que, desde su corta edad, debía evadir para tener intrépidas noches de excesos.
Sin...
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Mariposa y yo salimos del hospital en profundo silencio, no sé si es porque no sabemos qué decir o simplemente estamos un poco hartos uno del otro por la situación lamentable que vivimos.
Pensé en todo el trayecto la estrategia más óptima para lograr que Mariposa se opere y poder hacer lo mío después, necesito hacerlo rápido, no quiero vivir la sensación de tener la posibilidad de perderla, no si yo puedo hacer algo por ella.
Cuando llegamos a casa, Mariposa no dudó en llevarme hasta la cama y dejar mis pertenencias en su respectivo lugar, se sentó a mi lado y de la nada, rompió a llorar.
—¿Qué pasa? ¿Qué debo hacer para que te detengas? No me gusta verte llorar.
—Tengo miedo de perderte —sollozó—, me sentí tan impotente al no poder hacer nada, no quiero volver a pasar por algo así.
—No te preocupes, eso no va a pasar, estaré bien en unos días, así que no estés asustada.
—Fue muy feo Río, yo te esperaba en mi casa y nunca llegaste, en cambio llegó Vane a decirme lo que había ocurrido ¿Qué va a pasar el día que nadie esté contigo? Me voy a volver loca.
—Esto no volverá a suceder, jamás había pasado a ese grado, supongo que fui descuidado, pero ahora llevaré un tratamiento médico y tengo buenas expectativas. Ahora ¿Qué va a pasar contigo? Yo tampoco quiero perderte pero te niegas a hacer lo que los médicos te piden, Mariposa.
—No me cambies el tema, tu me conociste sabiendo que tenía un problema en el corazón, tomo mi medicamento y aunque no me gusta voy con mi doctor a revisar que todo vaya bien. En cambio tú de la nada te pasan cosas y yo no sé por qué.
—¿Entonces yo tengo que estar dispuesto a perderte solo porque ya lo sabía? No puedo, Jade, tienes que hacer lo que te piden y pronto, el tiempo no perdona, debes tenerlo muy presente.
—Sabes muy bien lo que pienso de esa operación. Tanto puede salir muy bien, como también muy mal. Al menos ahora sé que puedo continuar con mi vida, revisando mi corazón, pero vivir una vida lo más cercana a lo normal. Si acepto y entro al quirófano, no sé que puedo esperar y —comenzó a llorar de nuevo—, no quiero eso, soy joven Río, hay muchas cosas que quiero hacer antes de morir.
—Morir siempre es una opción, pero tampoco es la única, considero que es mejor que decidas tú cuando será la cirugía a que lo decida la vida, porque el riesgo de perderte entonces es altísimo ¿Por qué me pides que me resigne y espere? Si la cirugía sale bien, jamás volverías a cardiología, podrías tener una vida realmente normal ¿Qué te imaginas que pienso al saber que no quieres eso? ¿Que no quieres una vida longeva conmigo?
—Si quiero una vida larga y feliz contigo, pero tengo miedo Río, nunca he sido fan de los hospitales, no me gustan las agujas, detesto lo limpio que son los quirófanos porque eso no garantiza que salgas bien de ahí. Que no acepte mi cirugía, no significa que no quiera una vida contigo.
