Derivado de los escándalos mediáticos que rodean a su padre, una joven cantante emergente del pop cede ante la presión de aceptar un equipo de agentes de seguridad que, desde su corta edad, debía evadir para tener intrépidas noches de excesos.
Sin...
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Estaba terminando unos formidables diseños cuando Anthony apareció en mi oficina.
—Ahora no, Tonny.
—Tienes que ver esto, Patt —encendió la televisión y lo primero que tuve a la vista fue fotos de regular calidad tirándole a mala de el que parece ser yo y Kathleen, otras fotos mucho más claras en la que se nos observa bastante cómodos y sonrientes en un restaurante.
Suspiré.
—¿Qué es esta basura, Tonny?
—Está por todos los medios —cambió los canales y era real—, te están relacionando con ella sentimentalmente.
—Atrás, Tonny, atrás —en uno de esos programas de chismes apareció Kathleen dando una declaración, Tonny parecía querer cambiar el canal—, sube el volumen Anthony.
—Patrick…
Dijo una suerte de tonterías, una tras otra, se disculpó por el malentendido y dijo que consideraba como opción rescindir su contrato con Vanity Cosmetics para no afectar el lanzamiento.
—La quiero asesinar.
—Patrick, te aconsejo que te calmes.
—¡Dile a esa mujer que venga y llama a Micky! ¡Ahora!
—¿Qué piensas hacer?
—¡Para hoy, Anthony! ¡Para hoy!
Lancé algunas cosas al suelo porque es parte de mi molestia, Anthony salió de la oficina y pasó lo que me pareció una eternidad hasta que mi asistente volvió.
—¿Qué sucede Jennifer?
—La señorita Waterloo está en la sala de juntas.
—Voy para allá ¿Y Michael?
—Vuelve de Chicago, señor.
—Gracias.
—¿Té? —negué con la cabeza.
Me froté la sien varias veces antes de ir hasta la sala de juntas, respiré profundo antes de abrir la puerta, y ahí, ahí estaba ese dolor de cabeza molesto y rubio.
—Maldito día —susurré, Kath se puso de pie, no quería ni mirarla, ni a ella ni a su estúpido agente.
—Buenas tardes señor Hessler —su agente habló, Kathleen se mantenía callada solo podía sentir su mirada.
—Cállate, en serio que ahora podría arrojarte por la ventana junto con esa chica —la señalé—, lo único que debías hacer, era mantenerla callada, solo tenía que callarse y ya ¿Era tan difícil?
—Lo siento señor, intenté detenerla pero...
Kathleen lo interrumpió.
—Dirija tu enojo a la persona correcta señor Hessler, la que decidió hablar fui yo, así que si va a estar molesto con alguien debería ser conmigo. Ashton intentó convencerme de no hablar y yo quise hacerlo.
