Derivado de los escándalos mediáticos que rodean a su padre, una joven cantante emergente del pop cede ante la presión de aceptar un equipo de agentes de seguridad que, desde su corta edad, debía evadir para tener intrépidas noches de excesos.
Sin...
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Después de escuchar a Karen hablar de todo lo que tenemos que hacer antes de lanzar el álbum por casi dos horas, al fin habíamos aterrizado en Nueva York. Por la ventana del avión podía ver cuánta seguridad había y estoy casi segura que dentro del aeropuerto habrá aún más personal.
—¿Lista para tener cientos de cámaras tomándote fotos? —preguntó Jade mientras agarraba su maleta de mano y también me daba la mía.
—Ya estoy acostumbrada —me puse los lentes de sol y bajamos del avión.
Tokyo y Río ya nos esperaban abajo, ambos usaban un traje y por supuesto estaban alerta a todo su alrededor.
—¿Se sabe cuánta gente hay adentro? —miré a Tokyo.
—Más de trescientas, será una locura, Kiev se encargará de Polar y Atenas vigilará el perímetro, nosotros nos quedaremos justo a un lado de ustedes, no se preocupen, estarán bien.
Me gusta mucho cómo luce con traje, afirmo y confirmo que antes de ser un hombre de acción, debió ser actor y cantante. Tomamos camino a la salida y la seguridad se tensó por el alboroto que tenían los fans, elevé las manos para saludarlos y sonreí mientras Tokyo caminaba a mi lado, mirando a todos por debajo de esas Ray Ban oscuras.
—Atentos todos, son demasiados —refirió, me encantó ver que tenía un auricular con mis iniciales, en otro momento lo habría visto como una colegiala enamorada, pero estaba frente a unos cuantos centenares de personas.
—No creí que iba a ver tanta gente —dije sin dejar de sonreír, acepté unas cartas y firmé algunas fotos.
Continué firmando fotos hasta que llegué a una dónde salíamos Tokyo y yo, él en su modo guardaespaldas y yo sonriendo.
—Hay muchas de estas en el internet —comentó la chica al ver mi cara.
Sonreí de nuevo y firme la foto—. Guarda muy bien esa foto.
Me alejé de los fans y continúe con mi camino, podía sentir la presencia de Tokyo justo a mi lado y aunque hay mucha seguridad, me siento más segura a su lado.
Pese al tumulto en ningún momento permitió que ninguno de los fans se acercara demasiado, es un poco tenso con esto y quisiera bajarle el volúmen a su intensidad, pero desgraciadamente aún no le encuentro ese botón.
—¡Vanessa! ¡Vanessa te amo! ¡Vanessa te amo mucho! —escuché entre el tumulto una voz demasiado joven, así que me detuve, mis fans más queridas son las más pequeñas, claro que sí.
Busqué entre el público y encontré a dos chicas de aproximadamente ocho años gritando mientras sostenían un cartel con mi nombre hecho de diamantina y un par de fotos, sonreí muchísimo.
—¡Nos está mirando! —gritaron ambas mientras me acercaba—, ¡Vanessa eres la mejor!
Me desvíe un poco del camino acordado para poder acercarme a las pequeñas. Me quité dos pulseras y me agaché a la altura de ellas.
