Ingresamos al ascensor del hotel.
Al cerrarse la puerta mecánica Victoria me encerró contra la pared del elevador.
La distancia entre nosotras era demasiado corta, nuestras respiraciones se mezclaban y nuestros labios casi rozaban entre si.
--Genesis...
--Victoria...
El silencio de apoderó nuevamente y la tensión sexual podía sentirse en el ambiente.
El ascensor paro en el último piso del hotel, piso 10 habitación 801, suite con balcón a la ciudad de Buenos Aires.
--Wow, que hermoso lugar.
Mientras caminaba a paso lento dentro del lugar, observaba todo con mucha atención.
Al llegar al balcón una brisa fresca revolvió mi cabello. Las calles de la ciudad se encontraban vacías, sus semáforos en intermitente y el silencio típico de la madrugada.
Sentí unos brazos rodear mi cintura por atrás y una cabeza apoyarse en mi hombro.
--Que hermosa ciudad-- Susurro Victoria.
--Preciosa... Cómo tú.
Sin verla juro que está sonriendo.
Ella, con sus manos en mi cintura invito a qué me diera vuelta para quedar frente a frente.
Sus ojos se encontraron los míos, otra vez, otra vez me perdía en el celeste de su mirada.
--Genesis...
Victoria apoyo una de sus manos en mi cuello.
--Dime...
--¿Puedo?
Entendía perfectamente a lo que se refería.
Mi respuesta fueron mis labios contra los suyos
Su boca era muy suave, y besaba muy rico.
Su lengua pidió permiso y su mano en mi cabeza ayudo a profundizar aún más el beso.
Al separarse de mi tomo mis muslos y me alzó sobre su cuerpo. Me llevo sobre su cuerpo hasta depositarme con mucho cuidado en la cama.
Beso va, beso viene hasta que una de sus manos tomo el cierre de mi vestido. Siempre espero a que le dé el "okey" antes de hacer algo, es muy respetuosa.
Yo asentí, dándole la confianza para que lo haga.
--Quiero que sepas que espere este momento desde el día que te conocí cuando era una simple tatuadora.
Eso me erizo por completo.
Desde el día que nos conocimos hasta hoy que nos reencontramos por esas casualidades de la vida nunca eh podido dejar de pensar en ella.
El cierre de mi vestido fue abriéndose hasta dejarme solo en pantys frente a los ojos de Victoria.
Ella recorría todo mi cuerpo, de arriba a abajo.
Eso me puso algo nerviosa y volví a besarla con necesidad.
Cuando mi vestido se hizo parte de la habitación era el turno de la rubia.
Tomé el borde de su remera para deshacerme de ello al igual que sus pantalones.
En el cuarto del hotel había un espejo enorme que daba a la cama, probablemente ese espejo tenga la finalidad por la cual lo estamos usando... Básicamente verte mientras tenés sexo.
No les puedo explicar ni expresar con palabras exactas lo que mis ojos presencian en esta momento a través de ese cristal de vidrio. Puedo ver a Victoria entre mis piernas besando mi cuello con necesidad y aquel enorme e imponente tatuaje de su espalda... Quisiera guardarme esta imagen para siempre en mi mente.