Me levanté del golpe del sillón haciendo despertar a Victoria.
La rubia abrió sus ojos algo asustada y desconcertada, no entendía mi accionar.
--¿Que sucede?-- Susurro algo ronca.
Un vacío existía en el medio de mi estómago, sentía mucho miedo de ser otra vez herida.
--¿Que es esto?-- Estiré mi brazo para que vea el mensaje.
Victoria dejo caer suavemente su mandíbula demostrando una expresión de sorpresa.
--¿Que haces con mi teléfono?-- Frunció su ceño.
Ese vacío en mi abdomen se agudizó aún más, lo que había echo no estaba bien, pero ese mensaje tampoco.
--Sonaba sin parar, pensé que era una emergencia y cuando ví el mensaje...-- No podía seguir hablando, no podía asumir lo que había visto.
--Genesis-- Saco con delicadeza el celular de mi mano-- No paso nada con Azul.
--¿Ah no?-- Rei irónica-- ¿Y que es ese mensaje?
--Hablamos un rato sobre la vida... Le conté lo enamorada que estoy de ti.
--¿Y porque la invitaste a tu casa? Cuando era una cena familiar-- Me cruce de brazos
Antes de hablar, Victoria dejo largar por su boca una bocanada de aire.
--Necesitaba hablar con ella.
--¿De que? Ya terminaron Victoria, no hay nada de que hablar.
--Justamente por eso-- Explico-- Siempre que hemos roto, volvimos... Y si, ella me busco en este tiempo.
Sentí como mi corazón se estrujó por completo.
¿Porque no me dijo?
¿Porque me lo oculto?
No me salían las palabras.
--Solo te pido que me escuches y no te alteres...
TARDE.
--Anoche tuvimos una charla, le expliqué muchas cosas... Sobre todo que solo tengo ojos para ti y que deje de buscarme-- Intento tomarme de las manos Pero las aleje rápidamente.
--¿Y que es eso?-- Señale nuevamente el mensaje-- ¿Pasarla rico? Parece más que una simple charla.
--Por Dios Génesis-- Bufo-- Juro que no pasó nada... Pregúntale a cualquiera de mi familia, ellos estaban allí.
Cerré mis ojos tratando de mantener la calma.
--Por favor ¿Me ves cara de estúpida?-- Me levanté rápidamente del sillón.
--Genesis-- Imitó mi acción-- Debes creerme... Por favor, no paso nada.
--Dejame en paz.
Agarre rápidamente mis cosas y salí de la casa a tomar aire por algún lugar de la ciudad.
Aunque intento frenarme no pudo y la dejé atrás.
Puse mis auriculares mientras la brisa revolvía mi cabello. La música era mi terapia, me hacía bien, me sanaba.
Ese mensaje revolvía mis pensamientos todo el tiempo, podía mal interpretarse o ser una realidad.
Pase por Starbucks en busca de un café al paso y seguí mi camino sin rumbo alguno.
Encontré un banco vacío en el que me senté a observar como los niños jugaban animados en los sectores verdes.
El día estaba hermoso, un sol fuerte pero una brisa relajante.