Capítulo 20

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—¿No estás enojada conmigo? —preguntó Liam para asegurarse—. Mirá, yo sé que tu tío y tu abuela te dijeron cómo fue todo, pero estoy empezando a cambiar —se sinceró.

—Ya sé, por eso estás acá y eso es lo que importa —lo disculpó Jenna—. Siempre soñé con conocerte. No soy rencorosa.

—Sos muy buena y linda.

—Vos también, más que en las fotos. —Liam rió levemente ante el comentario.

—Me alegra conocerte, en serio. Lástima que no haya sido antes, pero tenés ocho, todavía podemos recuperar el tiempo perdido. —Se seca unas lágrimas que le estaban brotando—. Disculpá, no quería llorar en frente de vos.

—Está bien —dijo y le secó un poco—. Ya sé que apenas nos conocemos, pero...¿te puedo abrazar?

—Sí, sí podés. —Se abrazaron, y él empezó a llorar—. Perdoname, no debí abandonarte nunca. Perdoname por no haber ido a tu nacimiento, tu bautismo, tus cumpleaños. Te prometo que no me vuelvo a perder nada tuyo —dijo con la voz quebrada.

—Sí te perdono, papá. —Se miraron—. No llorés más —pidió Jenna sintiendosé mal por él.

—Te vengo a visitar y te llevo a donde vos quieras —prometió.

—Eso me gustaría mucho —aceptó su hija sonriendo. Liam se secó las lágrimas, tomó aire y exhaló. De a poco dejó de llorar. Se quedaron hablando. Liam le preguntaba cosas para saber de ella. ¿A qué colegio iba? ¿En qué año estaba? Ambos se decían el uno al otro qué comida les gustaba, qué veían en la tele, qué películas les gustaban, entre otras cosas—. ¿Vamos al patio? —lo invitó. Los dos salieron al patio y se sentaron con los otros. Jenna se sentó en el regazo de su papá.

—Qué bueno verlos así, esperamos tanto esto que al fin se dio —dijo Peggy sonriendo.

—Gracias por venir a ver a mi hija, Liam —le agradeció Isabelle.

—Ya conociste a Stanley y a mi hermano, ¿no?

—Sí. Gracias a vos también por cuidarla —le agradeció Liam a Stanley.

—Podés verla todos los fines de semana y buscarla en el colegio si querés —dijo Stanley.

—Voy a cumplir.

—Mis hermanos vinieron ayer —contó la nena—. ¿Por qué no viniste con ellos?

—Es que...es que Sandrine y yo nos separamos. Y bueno, ayer no me tocaba estar con ellos —mintió en parte.

—Sí, me contaron el otro día —recordó la nena—. Decían que te extrañan mucho.

***

A la noche, Liam y su mamá se despidieron. Luego Isabelle le dijo a su hija que quería hablar con Liam. Ella se despidió de su papá y se llevó a su hermano a la pieza.

—Estamos enterados de lo que pasó. De lo que les hiciste a tu mujer y a tu cuñada —dijo Isabelle.

—¿¿Jenna también sabe?? —preguntó Liam nervioso.

—No, claro que no —contestó Stanley.

—Pero si dejé que vinieras a conocerla, fue porque tu mamá me explicó bien cómo te sentías, y tu hermano nos dijo que no ibas a tardar en arrepentirte después de que todos te hicieron a un lado —aclaró Isabelle.

—Hasta me pidieron varias veces que no la adoptara. Qué bueno que te decidiste venir a verla.

—Fueron muy pacientes todos —valoró Liam—. Belle, tenés una linda familia. Ojalá yo pueda tenerla de vuelta con Sandrine —suspiró con tristeza.

Tu hija 2: consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora