Capítulo 17

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Liam esa noche armó su valija y cubrió los muebles con sábanas y trapos. Salió de la casa y puso llave. Metió la valija en el baúl y entró al auto para ir a casa de su mamá. Llegó en pocos minutos, pues no vivía lejos, y lo estacionó. Se bajó y tocó el timbre. Peggy abrió y lo miró muy seriamente.

—¿Me dejás entrar, mami? —pidió con la cabeza un poco agachada. Ella no decía nada, sólo hacía una mueca, como dudando—. Por favor, sabés que no me gusta vivir solo.

—Sí, sí podés —aceptó finalmente, pero conservando su seriedad. Lo hizo pasar.

—Gracias. —Entró, y ella cerró la puerta. Liam dejó la valija para darle un abrazo, pero su mamá apenas lo tocó—. Quería agradecerte también por evitar la denuncia.

—De nada.

—Estás muy seria —dijo mirandolá preocupado—. ¿Está todo bien?

—La verdad que con todo lo que hiciste, ¿cómo querés que esté? —Liam bajó un poco la cabeza y la volvió a mirar.

—Te voy a dejar tranquila. Me voy a mi pieza, estoy cansado. —Agarró la valija y subió la escalera.

Al otro día en el restaurante, Noel se enteró por sus amigos que Liam había sido despedido.

—Tengo que hablar con Nigel —dijo Noel preocupado, dejó las copas que estaba ordenando y se fue.

—Noel, vení, ya lo despidió —lo llamó Nick, pero Noel no le hizo caso y llegó hasta donde estaba su jefe.

—Devuelvalé el trabajo, pongalé alguna otra sanción, penitencia, cualquier cosa, pero devuelvaseló —intentó convencer Noel a su jefe.

—Claro que no, tu hermano le pegó a mi hija —se rehusó Nigel frunciendo el ceño—. Si vos y tu mamá no quieren que lo denuncie, al menos algo tenía que hacerle, y lo mejor fue despedirlo.

—Mire, yo sigo muy enojado con él, pero al menos pongaló a trabajar en la noche. Digo, así de paso no molesta a mi mujer.

—No, tu hermano no vuelve a entrar ni como cliente —volvió a rehusarse rotundamente.

—Bueno —suspiró Noel resignado. Volvió a trabajar.

A la tarde, Spencer fue a casa de Noel y les contó a él y a Natasha lo que le dijo a Liam. Ambos le dieron la razón y le dijeron que Liam se lo merecía.

***

Natasha recibió una visita de sus padres y se impresionaron con lo que quedaba de los golpes. Le dijeron que tenía que denunciar a su cuñado sí o sí, pero Noel los tranquilizó diciendolés que él la defendió y que su hermano no la volvería a tocar. Peggy seguía muy fría y distante de Liam. Sandrine, después de enterarse de que su ex volvió a vivir con su mamá, prefirió que su exsuegra fuera a visitar a sus nietos, en vez de llevarlos a casa de esta. Noel y Natasha tuvieron la primera entrevista en la agencia de adopción y para su suerte, los moretones ya se habían ido por completo. Tanto Noel y su mujer como Peggy visitaban a los hijos de Sandrine. Ellos les preguntaban por su papá, y les decían que estaba bien. Ese fin de semana, Sandrine llevó a sus hijos a ver a Jenna y le dijo que ya les contó a sus hijos que son sus hermanos. Los nenes le contaron a su media hermana que sus papás se separaron. Ella les daba consuelo y luego se pusieron a jugar. Lester se hizo amigo de Alex.

Noel y Natasha se juntaron con Stanley e Isabelle en un café. Noel y su mujer les contaron todo lo que había pasado en las últimas semanas.

—Yo no sé qué hacer ni decir —dijo Isabelle impactada.

—Yo sí, ahora con mayor razón tengo que adoptar a Jenna. No podemos dejar que la reconozca un psicópata —dijo Stanley muy decidido.

—No voy a discutir eso de vuelta con vos. Además, vos no podés adoptarla sin mi consentimiento —le puso un alto Isabelle.

—Estoy de acuerdo con que Sandrine le haya prohibido ver a sus hijos, al menos por un tiempo, así va a aprender. Pero no vamos a permitir que le impidas reconocer a su hija, ella tiene derecho a conocer a su papá —agregó Noel.

—Entiendan que a estas alturas ya no la va a reconocer —intentó convencerlos—. Mirá, si el problema es también que si vos y tu mamá están preocupados porque no la van a ver más, te aviso que no va a ser así. Van a poder seguir visitando a Jenna, eso no va a cambiar nada —aclaró.

—Creo que Belle te dijo que no quiere que adoptés. Ponete en el lugar de tu hijastra, ¿pensás que va a entender esto? Por más que te quiera, no creo que le guste la idea de nunca poder ser reconocida por su papá. Hasta donde sé, todavía lo quiere ver —agregó Natasha.

—¿Y a ustedes les gustaría que la nena tenga un padre que no quiere a nadie? Liam ya demostró hace mucho tiempo y ahora más que no es buen padre.

—Dale tiempo. Mi hermano está sufriendo y con mucha bronca, pero no va a tardar en arrastrarse y pedirnos perdón a todos.

—Está bien —dijo Stanley resoplando con resignación.

—¿Ustedes lo van a perdonar? —preguntó Isabelle.

—No sé, por mi parte no sé —contestó Noel pensativo.

—Yo no quiero que ni se me acerque —dijo Natasha muy decidida.

Liam trataba todos los días de ir a buscar a sus hijos al colegio, pero siempre alguien llegaba primero, ya sea Sandrine o los padres de esta o hermanos, y entonces tenía que esconderse. Los nenes seguían recibiendo visitas de su abuela y sus tíos maternos y paternos, al igual que Jenna, y seguían preguntando cuándo iban a ver a su papá. Sandrine inventaba cualquier excusa para no llevarlos.

Liam y su mamá estaban almorzando en silencio. Ella ni lo miraba.

—Voy a la cocina. ¿Querés algo? —le ofreció Liam.

—No —contestó su mamá sin mirarlo. Su hijo se levantó, fue a la cocina y volvió con la sal. Se sienta—. Hace ya tres semanas que te despidieron. ¿No pensás buscar otro trabajo? Te recuerdo que yo no te mantengo ni a vos ni a tu hermano.

—Todavía no tengo ánimos para eso. —Terminaron de comer.

A la tarde ella estaba sentada en el sofá leyendo. No se habían hablado en todo el día. Liam estaba en la puerta del living y decidió ir a sentarse con ella, pero apenas se sentó, su mamá puso el separador dentro del libro y se levantó.

—Me voy a ir a cambiar —dijo evitandoló.

—Hace tres semanas que me evitás. ¿¿Puedo saber qué te hice?? —reclamó su hijo harto de ser ignorado. Peggy lo miró indignada por la pregunta que le hizo Liam.

—Encima me lo preguntás. ¡¡¿¿Te parece poco con todo lo que hiciste estos días, meses y años??!! ¡¡Intentaste separar a Noel y a Natasha, le pegaste a tu mujer, luego a tu cuñada, la humillaste, tu hermano ni quiere verte y encima de todo seguís evitando a Jenna!! ¿¿Pensás que no es para decepcionarme?? ¿¿Cómo carajo querés que esté?? ¿¿Querés que te hable como si nada?? —gritó harta y enojada.

—¡¡Claro, hasta en mis peores momentos me tienen que nombrar a esa nena!!

—Es tu hija, y ahora en un rato me voy a verla. —Subió a la pieza a cambiarse y bajó a los pocos minutos.

—Te importa más esa nena que yo, ¿no? —la celó—. Perdí a mi familia, mi trabajo, y vos que sos mi madre no sos capaz de darme apoyo.

—¡¡¡Basta, Liam, dejá de ser tan egoísta!!! ¡¡¡Me tenés harta, nos tenés hartos a todos!!! Me doy cuenta de que tendría que haber dejado que tu padre te golpeara. ¡¡¡Hasta sos igual a él!!! —Liam se quedó helado al escuchar eso, no supo qué contestarle. Mejor dicho, no quiso decir más nada y se retiró a su pieza. Peggy llamó un taxi, cinco minutos después el auto estaba afuera, y ella salió. Pasó una hora, Liam estaba acurrucado en su cama.

—Mamá me odia. Primero Sandrine y ahora mi mamá —susurró con mucha tristeza. Se levantó, salió de la pieza y de su casa. Caminó bastante hasta llegar a un bar. Entró y se pidió una cerveza, luego otra y otra y otra. Tomó varias hasta quedar borracho y recostado sobre la barra. Ya casi era de noche. Se volvió a pedir otra, pero el barman ya no quería darle más. Liam se puso a gritar, se puso violento y lo sacaron a la fuerza. Se fue tambaleando sin tener idea por dónde iba hasta cansarse. Se acostó en la vereda, pegado a un edificio, se acurrucó y lloró hasta dormirse.

Tu hija 2: consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora