Capítulo 3

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—Perdóname, Noel. Yo quería darte un hijo, que fuéramos papás, y pasa esto.

—¿Por qué me pides perdón? No es tu culpa.

—Lo cuidé de verdad, no sé cómo pasó esto. Ya sé que la obstetra dijo que no estaba firme todavía, pero... —Natasha estaba tan triste que no podía seguir hablando.

—Tranquila, no te alteres más —dijo tocandolé la mano—. Estoy acá contigo. —Entró una enfermera con un vaso.

—El doctor me manda a que te de un sedante.

—No quiero nada.

—Mi amor, es para que descanses un poco —la convenció Noel, y Natasha accedió. La enfermera la ayudaba a tomar el sedante, la paciente se volvió a acostar, y la enfermera se fue.

—Quédate al menos hasta que me duerma —le pidió.

—Me quedo hasta que te den de alta, no me muevo de tu lado. —Afuera, el médico hablaba con los papás de Natasha y con Liam. Les decía que a causa del aborto, ya no iba a poder tener hijos, pero que ella todavía no sabía. Luego los dejó.

—Vayamos a verla ahora —dijo Peter a su esposa. Se fueron los dos, y Liam se quedó pensando. Se sentó.

«¿Cómo pudiste perder a mi sobrino, hija de puta?», pensó. Miró el reloj pulsera y se dio cuenta de que tendría que estar volviendo a casa. Fue hacia un teléfono público, puso las monedas y llamó a casa. Le contó a Sandrine todo lo que pasó. Ella llevó a sus hijos a casa de la abuela paterna como siempre lo hacía, ya que sus padres todavía trabajaban. Luego fue al hospital y una vez que llegó, buscó a Liam y se encontró con él.

—Liam, lo siento tanto —dijo Sandrine abrazandoló. Lo miró—. ¿Y Noel?

—Está con Natasha, se puso muy mal en cuanto se enteró que su mujer estaba acá. Por eso preferí traerlo.

—Qué lindo cómo te preocupas por tu hermano —dijo sonriendo un poco.

—Ya no voy a tener sobrinos —dijo bajando la cabeza.

—Claro que sí, pueden intentarlo de vuelta —lo consoló.

—Es que el médico dijo que quedó estéril —reveló—. Noel y Natasha todavía no lo saben. Lo sabemos los padres y yo.

—¡Noo! ¡Pobre Naty, y Noel también! —exclamó sin poder creerlo y poniendosé la mano en la boca.

—¿Los chicos preguntaron? —preguntó mientras le acariciaba el pelo—. Están con mi mamá, ¿no?

—Sí, los llevé a su casa. Les dije lo que pasó, pero no fue fácil decirles que murió alguien que todavía no había nacido.

—Deben estar asustados —se preocupó. Más tarde llegó más gente. Noel no se había despegado de su mujer, quien seguía dormida por el sedante. Los papás de Natasha ahora estaban en la sala de espera tomando café.

—¿Noel sabe que Naty quedó estéril? —preguntó Spencer.

—No, preferimos decirles a los dos cuando ella despierte —contestó Peter.

—Estaban tan ansiosos por formar una familia —lamentó Katrina. Liam y su mujer salieron de la habitación. Se despidieron de todos, y luego fue Spencer a ver a su amiga.

—Hola, Noel.

—Hola, que bueno verte.

—No los iba a abandonar.

—Igual espero que le den de alta pronto. —Miró a su mujer—. Ya no quiero que esté acá. —Natasha se fue despertando y miró primero a Noel—. Hola.

—Hola. —Luego miró a su amigo—. Hola, ¿hace mucho que estás acá?

—No, recién entro.

—También estuvieron tus papás, Nigel y Katrina, mi hermano y Sandrine. Bueno, Liam para ver cómo seguía yo.

—Liam ahora sí va a odiarme por perder a mi hijo —se preocupó.

—No entiendo por qué dices eso, tú no abortaste, fue natural —dijo Spencer—. Si te dijo algo alguna vez, no le hagas caso.

—Tiene razón, a mi hermano le gusta molestarte.

—¿Cuándo nos vamos, Noel?

—No sé, el doctor no dijo nada todavía. —Spencer se quedó un rato más y luego salió. Entraron los padres junto con el doctor. El médico les comunicó que podían irse a la mañana siguiente y luego les dijo que Natasha quedó estéril. Ella y Noel se pusieron más tristes de lo que estaban. Noel, junto con sus suegros y el doctor, trataban de consolar a Natasha, ya que tenía que estar tranquila después de la pérdida. Se calmó un poco. Noel necesitaba ir al baño, Natasha le rogaba que se quedara, pero él le decía que ya volvía y la convenció. Salió y fue al baño. Luego se encontró con Isabelle en el camino de regreso a la habitación.

—Hola, Noel. ¿Cómo estás? Te veo cansado. Esta vez no viniste con Naty.

—Sí, espero que este día termine ya.

—¿Qué pasó? —preguntó preocupada y frunciendo un poco el ceño.

—Mi mujer —le salieron de vuelta las lágrimas y se secó—... tuvo un aborto —dijo finalmente—. Perdió el bebé, y ya no vamos a poder tener más hijos.

—No, no lo puedo creer. —Lo abrazó—. Cuánto lo siento. Sé que van a salir adelante. —Se apartó un poco—. ¿Tu mamá vino?

—No, está cuidando a mis sobrinos. Liam me vio muy alterado cuando May me avisó en el restaurante, así que me trajo él y luego llamó a Sandrine.

—Qué lindo gesto de tu hermano —admitió—. Perdón que salga con esto, pero ojalá fuera así con mi hija.

—Está bien. Algún día la va a querer. Bueno, tengo que volver a la habitación, me quedo con Naty hasta mañana. Nos vemos.

—Hasta otro día. —Se fueron en direcciones distintas.

Liam estaba en casa con su familia cenando.

—Pa, ¿por qué nuestro primo se murió si ni había nacido? —preguntó Emily.

—Son cosas que pasan desgraciadamente —contestó su papá.

—Pero ustedes nos dijeron que nada más la gente vieja se muere —les recordó Keegan.

—¿Yo casi me muero en la panza de mamá? —preguntó Lester. Sandrine y Liam se miraron entre ellos.

—Tranquilos, nada malo les va a pasar a ustedes —los consoló su mamá.

—Van a vivir mucho y los vamos a cuidar, y nosotros también vamos a estar mucho tiempo —agregó Liam. Los mellizos se calmaron. Lester seguía nervioso, pero también dejó de hacer preguntas. Más tarde se fueron a dormir. Keegan y Emily dormían sin problemas, pero su hermano menor no pegaba un ojo de lo asustado que estaba y fue a la pieza de sus papás. Entró y se subió a la cama. Sandrine se despertó.

—Lester, ¿qué haces? Es tarde —dijo medio dormida. Su hijo estaba por llorar, y Liam también se despertó.

—¿Mm? ¿Qué pasa? —Miró a Lester—. ¿Por qué lloras?

—Que no me quiero morir —contestó el nene sollozando. Sus papás no pudieron evitar conmoverse.

—No te vas a morir, eres muy chiquito —dijo Sandrine.

—Lo de tu primo...fue algo que pasó, nada más, pero no tiene por qué pasarte lo mismo.

—Ven a dormir —lo invitó su mamá. El nene avanzó hasta acostarse entre sus padres.

—Sólo por esta noche —avisó Liam—. Ahora duerme, que es tarde. —Sandrine le dio un beso a su hijo, y se durmieron los dos. Liam se quedó unos segundos despierto—. «Ahora sí te las vas a ver conmigo, Natasha. No eres capaz de cuidar bien tu embarazo y haces sufrir a mi hermano y ahora a mis hijos», pensó muy enojado. Luego se durmió junto a su mujer y a su hijo.

Tu hija 2: consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora