21. ¿Me tay?

176 7 9
                                    

—No lo vi venir de ti. —se burló la Lucy.

La miré de vuelta. Estaba hasta tiritando. —Yo no pensé verte en mi cama. Menos en el cumpleaños de tu hermanito.

Suspiró. —A propósito, ¿y tu hermano?

Me giré y vi el reloj. —Son un cuarto para las ocho nomás. Dudo que llegue mas temprano. —me senté y la vi tapada hasta arriba. —Te ves diferente ahora.

—No digai que me veo madura ahora po... Yo cacho que mi mamá se va a dar cuenta al tiro.

Me reí. —Yaaa, pero al menos no fue con hijo.

En teoría si me vengo fuera no pasa nada... —Esperemos que no. No sé si pueda dejar el liceo a los catorce. Claudio, tengo catorce.

—Tienes catorce. No me hagas sentir mal por favor.

Se rió. Sentí como se sentó a mi lado y me abrazó. —Te amo, ¿ya? —La miré de reojo, y aproveché de ver algo más. —¡Claudio!

—Perdón. —sonreí y le di un beso en la frente. —Quizás cuanto tiempo pase hasta poder verte así de nuevo. —Me dio un beso, esta vez calmado. Y de pronto sentí algo subir por mi pierna. —Lucía...

Suspiró y me tomó con sus manos para besarme, haciendonos caer sobre el centro de la cama de nuevo.  —Te adoro, Narea.

Yo solo podía sonreir como estúpido en estos casos. Estaba a punto de responder, hasta que escucho la puerta. —Mi hermano...

Me levanté y recogí la ropa, que estaba tirada sobre la pieza. Ella se colocó su vestido y demás, y yo la ropa que traía. —¿Y que le vai a decir?

—Qué se yo...

Se paró en frente mío. —No sé si quiero que se entere el mundo...

—Ya, pero es Jorge nomás.

Suspiró. —Quizás te deje. Pero es solo si pregunta, sino nada.

Le di un beso a la enojona y salí de la pieza. Pa suerte mía, estaba en la cocina, así que con la Lucy salimos y ni cuenta se dio.

—¿Quieres que te vaya a dejar a la casa?

Negó. —No, no hace falta.

—¿Segura? ¿Todo bien?

Asintió. —Si, todo bien. Medio adolorida... ya, completamente. Pero yo cacho que es peor llegar tarde a la casa que eso.

Suspiré. —No quiero dejarte sola.

—No pasa nada... Cualquier cosa te llamo, ¿ya?

Asentí. —No me queda de otra. Pero me llamai si.

—Pero si el que no llama era otro, no yo... Oye...

—¿Qué?

—Lo disfruté... bastante.

Sonreí. —Yo también te disfruté... o sea, lo disfruté. —me miró seria. —Te amo, mi amor.

Le di un beso y me despedí. —A lo mucho tus papás... Nadie más. Te amo.

Se dio vuelta y se fue caminando. Me quedé prestando cobertura hasta que dobló en la esquina y no la pude seguir viendo.

Entré a la casa, cagao de frio, y el Jorge me estaba mirando. —¿Y la Lucy por qué andaba aquí?

—Por nada. Vino a buscar algo para su hermano. —no se creyó ni una wea... pero se supone que tiene doce, asi que no debería saber.

—Pa mi que hicieron algo más.

Te dedico un solo... 🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora