45. Contesta.

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[17:20]
Narra Miguel...

—No, no es mi, es sol. Miguel anotalo, por fa.

—Préstame el lápiz. Voy a anotar algo de la batería también.

El Claudio vino a mi casa con los instrumentos que separamos para todos, así que aquí nos dabamos el lujo de componer juntos.
Encontraba que él andaba medio raro. Como más serio. O sea, él de repente igual se concentra demasiado y no te pesca, pero no era por eso, era por otra variable. Y espero que no sea una variable media relacionada a mí, porque sino me va a tocar ser el mediador discreto.

O sea, no me ha tocado serlo mas de una o dos veces, porque generalmente solucionan ellos sus cosas, así que no me meto en problemas donde no tengo nada que ver. Sin embargo, si alguno de los dos me involucra, ahí si es cuando juego yo.

Se tropezó con algo y al tiro reaccionó. —Cresta...

—Oye, ¿pasó algo? Tay como raro.

Me miró casi diciendo "Nada que te incluya" con los puros ojos. —No. ¿"Raro" por qué? Si estoy igual que siempre nomás, según yo. Según el resto no sé.

Sí, se enojaron este par de weones. —Ya, ¿y me vas a contar?

—No. ¿Para qué? —sonrió de pesado— Nah, si solamente me peleé con cierta persona ayer. ¿Te acordai de que llegué atrasado y sin la hoja? Ya, fue por eso.

No me va a decir que la Lucy se llevó la hoja. —O sea, ayer pelearon antes del ensayo... ¿por una hoja?

Dejó la guitarra al lado y se levantó del sillón. —Sí, y no. No fue solo por la hoja. Ay es que no te puedo contar todo. Si ella no fuera tu hermana, te contaría todas mis razones, pero no puedo.

Estuve a punto de desafiar la confianza hasta que sonó el teléfono. Me puse de pie y observé al Claudio antes de ir por el teléfono. —Pausa. Cuando vuelva seguimos hablando

Caminé y contesté. —¿Aló? —era la reina de Roma. Pero tenía la voz rara.

—L... —si digo el nombre me van a cachar al tiro— Aló. ¿Qué pasó? ¿Todo bien?

Escuchaba como respiraba en silencio. —No... Me siento mal.

—¿Por qué? ¿Que pasó? Habla.

—¿Estás ocupado? Si estás ocupado entonces no. Me llamas después.

Miré de reojo al Claudio a lo lejos. Suspiré y contesté. —No. No estoy ocupado. Cuéntame.

—Ya, pero no le digas a nadie. —empezó mal la frase— Hoy día al almuerzo salí con las chiquillas a lesear un rato a la playa porque me habían invitado, y pasa que una de ellas sacó premio y yo probé de puro show. Y terminé con dos... y media. Y ahora llegué a la casa y mi estómago no soportó, así que estaba tirada en el baño... Ya sabes porqué, espero. No me gusta decir esa palabra.

Mentira. Leseenme que esta cabra no había probado nunca. No lo creo. ¿Tan responsable era? No, mejor dicho, ¿tan delicada era para terminar vomitando por dos y media? Se nota que le faltaba práctica. Ya, volviendo. —¿Y ahora? ¿Dónde estás?

—En la pieza... Sentada en el piso...

—¿Y te sientes muy mal? ¿Donde está la Maca? ¿Va a volver? ¿Quieres que vaya?

Suspiró. Se notó la ráfaga de viento que hizo del estrés. —Miguel, Miguel, las preguntas de a poco, por favor... Sí, me siento mal. La Maca iba a llegar tarde hoy día, pero vuelve. Y sí, me gustaría que vinieras... —oww, admitió que me ama.

—¡Miguel! ¡Los acordes!

Por la... —Miguel. No estabas desocupado. ¿Con quién estás?

¡¿Por qué la voz del Claudio tiene que ser tan reconocible?! —Con nadie, Lulú. Con nadie. Voy a salir ahora, ¿te parece?

Te dedico un solo... 🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora