17. ¿Tu quieres?

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Llegamos a San Miguel cerca de las diez, mas o menos, lo que fue de vida o muerte.

Veníamos leseando desde que bajamos de la micro. Dije que me iba a quedar a dormir. —Yaa, pero tus papás llegan mañana.

—Siii, pero no especificaron a que hora, así que después de las doce estas fuera.

Me mantuve en silencio un momento, hasta que decidí seguir molestando. —Entonces me puedo quedar... Como Cenicienta pero del medio día. —asintió. La tomé de la cintura, haciendo que estuviese casi pegada a mi.

—Que no se te olvide que me miran, ¿ya? —la miré con cierto grado de aprovechamiento. Por un momento me aguanté, pero al final terminé poniendo mi mano atras. —¡Claudio!

Me reí. —Perdoon.

Llegamos a su casa y al final me dejó afuera. —Gánate la entrada ahora. —sonrió.

—Si me dejas afuera le digo a tus papás que... No sé. Yaaa po Lucy.

Abrió el portón y al tiro colocó sus brazos rodeando mi cuello antes de darme un beso. —Pasa nomás.

Caminamos como pudimos hasta adentro.

En eso me soltó y dejó su chaqueta encima del sillón. —Que desorden. —la molesté. En eso va y camina a las escaleras, y yo solo la observé desde aquí.

—Sube po... Tímido.

Tomé su mano y subí a su pieza con ella. —Ya, subí. Y no es que sea tímido, es que me da cosa.

—El otro dia hice aseo y encontré un cassete de Los Smiths que compré en el verano. —no la podía dejar de ver. La tenía entre mis brazos, colgando desde la cintura.

La comencé a besar de a poco, para ver si llegaba a algun lado. Para mi sorpresa, la mayoría fueron correspondidos. —¿Y ahora te gustan?

—Un poco. Bastante.

Nos seguimos besando, hasta que en un momento llegamos a su cama. Simplemente nos dejamos llevar por el otro.

Sentí que sus manos tiraban del chaleco. —¿Qué pasa? —dije entre risas.

—Nada... Algo personal con el suéter.

Me lo quité. —¿Así mejor? —asintió. —Oye, pero... ¿vamos a eso?

Me quedó mirando. —No estoy segura. —En realidad yo no iba a querer si ella tampoco, y no era la idea forzarla tampoco... no es necesario, puedo sobrevivir sin nada. Esperemos. —¿Tú quieres?

—Yo no voy a decir nada hasta que tú des una respuesta... No quiero forzarte a nada.

—Me da miedo si... ¿a ti no?

Le di la mirada mas sincera que pude haberle dado. —En realidad si. Vendrías siendo la primera.

—Yo confío en ti... que conste. —se quitó la polera que llevaba, quedando en únicamente sostén.

Esperemos que si haya dado consentimiento. —Bueno, —me quité la camisa— yo también.

Nos reímos, en mi caso, como si fuese de su edad. Y ese era un tema mas para pensar... pero yo creo que mas tarde.

8:00 en la mañana.
Narra Lucy.

Desperté con un hombre en la cama. No lo puedo creer.

Vi la hora en el reloj y eran casi las ocho y cuarto. Aun era temprano en todo caso.

—Claudio. —intenté hablarle. Como que despertó pero a la vez no, detesto esa weaaaaa. Y eso que anoche nos quedamos despiertos hasta las doce y media a lo mucho. No hicimos nada.

—¿Qué pasó? —me tomó de la pierna, porque él seguía acostado y yo estaba sentada.

Lo observé un rato. —Me voy a ir a bañar... Tengo que ir a comprar pan.

—¿Vas a ir tú o vamos los dos?

—¿Te arriesgarías a quedarte aquí? Porque yo no lo haría.

Me levanté con su chaleco puesto, y al darme vuelta caché que me quedó mirando. —¿Te queda bien?

Asentí. —Yo opino que sí.

Fui al baño y ahí me puse a procesar todo. La aclaración del día es que no hicimos nada mas que tocarnos y mirarnos. Después de eso, estuvimos leseandonos entre las frazadas.

Pasó un rato y tuve que ir con la toalla puesta a mi pieza, porque no traje la ropa para evitar el paseo.

Entré y él estaba vestido. —¿Ya? ¿Tan rápido? —le pregunte mientras buscaba ropa.

—Si, es que tengo que ir a la casa después de que me despaches, así que allá me baño. —me di vuelta y lo quedé mirando con la ropa en la mano. —¿Qué pasó?

—O te das vuelta o sales, porque no soy capaz de vestirme en frente tuyo.

Se levantó, me dio un beso y salió. Me vestí lo mas rápido que pude y luego miré por la ventana. Era de día, pero estaba todo nublado aún.

Salí de la pieza y lo vi esperándome. —Que preciosa te ves.

—Gracias. —caminé hacia él y le di un beso. —¿Vamos?

Asintió, así que bajé primero y agarré la chaqueta que dejé encima del sillón anoche... pensando en el futuro. —Son las nueve. Dimos jugo media hora.

Sonreí. —Yaa, juguero. —salimos y me esperó a que cerrara.

Caminamos en silencio un rato, hasta que sacó tema. —Lucy, ¿podemos hablar sobre lo de anoche?

—¿Qué pasó?

—¿Tu de verdad te sientes lista? Porque anoche lo dijiste y acabamos en otra cosa.

Lo miré confundida. —¿Y... no te parece?

Negó. —No, o sea. Yo no te estoy presionando, solo quiero que cuando estés lista lo demuestres. Sino parece que de verdad te presiono.

—Es que me preocupa lo que vayan a pensar mis papás si se llegasen a enterar. A parte que todavía no cumplo ni los quince.

Haber dicho eso me deja como que fuese totalmente una cabra chica. —No si se... Pucha, perdón. Te amo, ¿ya?

Asentí. —Ya... ¿me esperarás?

Me miró con una cara de agotado. —Te esperaré.

Intenté desviar el tema a otra cosa, solo que no sabía a qué. —¿Y tus papás que dijeron de nosotros?

Me miró ligeramente preocupado. —De hecho, tengo que contarte algo.

—¿Qué cosa? —pregunté con una duda tremenda.

—No les he dicho aún... ¿y tú?

Negué. —No oficialmente... ¿Y entonces tengo que ir contigo a ver a tus papás?

—¿Y yo a los tuyos? —asentí lentamente. —Que responsabilidad mas grande.

—Te van a preguntar hasta el tipo de sangre. —me reí por lo preocupado que parecía después de decirle eso. —Es bromaaaaa. O sea si tienes que ir, pero dudo que te hagan un interrogatorio.

Suspiramos lo mismo los dos. —Hola. Yo soy el postulante de pololo de su hija, ella me dijo que si y espero que ustedes me digan lo mismo. —sonreí. —Pero entonces yo creo que tu me presentas como tu pololo y era. ¿O no?

—Es que en teoría le dije a mi mamá, que también le dijo a mi papá. Pero justo se fueron cuando se enteró, así que no me dijo nada.

Se rió. —Que ni sepan que dormí contigo entonces.

—Algo así. Lo que si, es que no me dijeron nada de esperar hasta el casamiento, porque no son muy religiosos.

—¿Dices que tengo chance entonces?

—Antes de casarnos, si. ¿Llegaremos?

Asintió. —Yo creo que si.

(capitulo cortito)

Te dedico un solo... 🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora