44. No es lo mismo.

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Ya levantarme fue difícil. Me dolía todo por haberme mandado la caminata de mi vida ayer como si fuese inmortal. Eso hace la rabia, el enojo. Te hace caminar como nunca, arrancando de los problemas sin siquiera sentir algo.

Anoche fuimos a comer con la Maca y su pololo y la verdad es que son harto simpáticos los dos. En todo el rato no fue necesario levantarme de la mesa para respirar cinco minutos. Y no me lesearon tampoco...

Volviendo a la rutina. Caminando por la calle de los negocios y eso, encontré una publicidad por ahí botada que decía "Los Prisioneros, esta noche".
Filo con todos. Me caen mal.
¿Si demando a los cabros sacaré algún peso? Las weas que me pongo a pensar.

No sé de ninguno de los tres. De Claudio claramente no sabré nada por un tiempo hasta que sea yo la que llame. De Miguel no espero una llamada como tal, pero si el otro le contaba lo que pasó a lo mejor me llamaba, y no he hablado con él igual... a él sí debería llamarlo. Y al Jorge... El otro día en la noche me llamó y hablamos un rato. Fue un día que me desvelé y él andaba escribiendo.

Llegué al liceo y ahí estaba la Marce y la Cony. La Cony me cae bien, es simpática y cuando me da hambre ella casi siempre me da algo para comer.

Caminé despacio y me detuve al llegar con ellas. —Holaa. ¿Cómo están?

—Bien, ¿y tú? Oye que hace frío.

La Marce me quedó mirando. —Bien... Sí, hace frío. ¿Qué pasó, Marce?

—¿Por qué faltaste?

—¿Cuando, ayer?

—¡Sí! ¿Por qué faltaste? Te eché de menos en matemáticas. Pensé que me ibas a ayudar a resolver los ejercicios del otro día.

Verdad. Quedé en ayudarla y me salí de clases... Soy la peor compañera. —Si, verdad. Perdóname. Es que tenía un compromiso el otro día, y ayer recién volví de allá...

—¡Muchachas entren luego! —gritó la tía afuera del portón. Evidentemente era para nosotras ese comunicado, si éramos pocas afuera. Me daba risa que este liceo era solo de niñas, y aún así llegaban las chiquillas de la mano de los cabros. Quién así.

Entramos al liceo y caminamos lentito a la sala. —¿Y compromiso con quién? ¿Con tuuuu... novio? —me dijo la Cony. Le consta quien es.

—Sí... Era su cumpleaños.

—¿Y qué hicieron? —preguntó la Marce.

Me miró curiosa. ¿Esta gente quiere detalles de todo? ¿Van a escribir la plana del diario? "Extra, extra. Claudio Narea se corta el pelo y pierde el encanto, provocando que su polola no quede engatusada con su belleza y se peleen". —Nada. Fui a comer torta nomás. Hacía hambre.

Se rieron y entraron a la sala primero. Después entré yo después de devolverme a mirar a la entrada. Juré escuchar mi nombre por ahí. No habían muchas "Lucía" en el liceo, menos "Lucía Tapia".

—Buenos días. —saludó la profesora, a lo que nosotras contestamos al mismo tiempo de vuelta— Ah, hoy día sí tenemos a Tapia. ¿Cómo estamos? —dijo caminando hacia mi puesto. Se paseó por todo el pasillo antes de llegar, ya que me siento en el último.

—Bien, profe... —esta señora siempre me agarra pal salseo. No sé qué tiene conmigo que soy importante para su clase. Si fuera profesor me preocuparía caleta por si quisiera algo más, pero no. A lo mejor es del otro lado de la calle la profe.

Sonrió y se devolvió a su puesto. A todo esto, las chiquillas la miran ahí nomás porque de verdad le encuentran su obsesión conmigo. —Oye, apenas volviste y ya comenzamos.

Te dedico un solo... 🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora