37. ¿Y qué más?

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Resulta que nos quedamos a tomar desayuno y salimos un poco mas tarde de lo pensado. —¿Y quedaste satisfecha?

—¿Con el pan con queso mordisqueado que me hiciste? Por supuesto. Amé el detalle de tus dientes marcados. ¿En qué número vamos? Siento que he recorrido Chile entero.

En respecto al pan; Pasa que el Claudito me hizo un pan y luego lo mordió, y encima quedaron marcados los colmillos que tiene este otro. Parece vampiro.

Y lo otro; todo queda a mas de dos cuadras por la cresta.

—Lucy, ya llegamos.

Miré mi linda casita. —Abre tú y di "Fui a viña y me traje un recuerdo". Dale.

Entró y escuché que saludó a mi mamá y al Miguel, y en eso, su frase. —Pasa que fui a viña y me traje un recuerdo. Medio pesado si.

Y entré yo. —¿Cómo pesado, Claudio?

Miguel me abrazó. —No puede ser. Volvió. Y yo que estaba a punto de adueñarme de tu pieza.

Sonreí, me soltó y me abrazó mi mamá. —Hola Lulú... Te extrañamos... —nos separamos y me siguió mirando— Sigues pálida, dios mío.

—No hay mucho sol para broncearse po mamá. Si allá igual es invierno... ¿Y el papá?

—Está trabajando.

¿Trabajando? ¿El sábado? Medio raro igual. —Ah, ya... ¿Y qué van a hacer de almuerzo?

Me fui a sentar al sillón con el Claudio antes de que me mandaran a cocinar al tiro.—No se pue. ¿Vas a cocinar?

Negué. —No, vine a que me atiendan. —me reí y me llegó la mirada de la muerte.

—Lucy, ¿tu no tienes mi cassette de los Beatles? —lo miré— Sí, si lo tienes. ¿Y lo trajiste?

Busqué en la cartera y se lo pasé. —Toma. Ni que hubiese estado tan bueno...

El Claudio estaba al lado mio, sentado todo tieso. —Denme reconocimiento, que yo le dije.

—Gracias, Claudio. —dijo Miguel en tono sarcástico.

Mientras Miguel y mi mamá iban a sus piezas yo me quedé con el negrito a solas. —Claudio, —se giró a verme— ¿por qué tan tímido?

Sonrió. —¿Me veo tímido? —asentí— Dame un beso entonces.

Negué. —No, porque te pasas después.

Sonó el teléfono y me levanté a contestar, sin embargo, cierta persona me robó un beso de todas formas al ponerme de pie. —No me he pasado.

Lo miré desde el teléfono. —Ya, si tú dices... ¿Aló?

—¡Lucía!

—¡Ceci!

—¡Andas acá! Llamé a la Maca y me dijo que habías viajado, por eso llamé. ¿Estás ocupada?

—No, ¿por qué? ¿Se te ocurrió algo?

Mientras la Ceci hacia el plan en su cabeza, el Claudio andaba mostrando presencia a mi lado. —Hay que juntarnos un rato. ¿Voy o vienes? Necesito contarte varias cosas...

Caché que cambió el tono en lo último que dijo, lo que me hizo cambiar de parecer (de no querer ir a querer ir). —Deja... —le dije al morocho que andaba de mosca— Voy. ¿Al tiro o más tarde?

—Si puedes al tiro. En la tarde quizás salga con mi mamá.

—Ya, bueno. Voy saliendo entonces.

—Ya, y dile al Claudio que no ande de copuchento.

Te dedico un solo... 🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora