02.

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𝘋𝘦𝘴𝘦𝘰.

La mampara se cerró, y di otro respingo, sintiendo como los latidos de mi corazón se aglomeraban en mi garganta, mientras acababa de enjuagar la totalidad de mi largo cabello, deshaciéndome de la espuma que me impedía abrir los ojos.

—Vine a hacerte compañía —susurró con voz profunda, haciendo que soltara todo el aire que por miedo había estado manteniendo prisionero en mis pulmones. Abrazándome por la espalda, besando parsimoniosamente todo el largo de mi trapecio. Dejándome saber con el grácil rose de su miembro erecto contra mis nalgas, lo caliente que estaba.

De seguro había estado un largo tiempo observando mi silueta desnuda a través del cristal empañado, relamiéndose como un lascivo depredador. Y es que a él le encantaba contemplarme sin que yo me diese cuenta, pues no era la primera vez que esto ocurría.

—¿Los bebés duermen? —me volteé para llevar mis manos a su cuello, viendo como su cabello iba mojándose más y más, al igual que su rostro de labios entre abiertos y mirada penetrante, por el cual comenzaban a decaer gotas que pronto empaparían la totalidad de su cara, cuello, definidas clavículas y anchos hombros, bajando poco a poco por su acerado tórax, recorriendo su avenida pectoral hasta perderse completamente por la zona del ombligo, viéndose extremadamente sensual y varonil.

Cubriendo mi espalda baja con sus expertas manos masculinas, me pegó a él, y sumiendo mis pechos al suyo contestó con voz ronca cerca de mí oído:—Así es, ellos quedaron rendidos tras beberse todo el biberón —su boca se mudó a mi cuello, llevándome a perder la cordura, volviéndome presa de un envolvente calor que quemaba mi piel y encendía mis sentidos más salvajes—… Tenemos dos horas para hacer todo lo que queramos, mi amor —sus largos dedos ascendieron recorriendo mi cintura hasta llegar al frente y posarse sobre mis sensibles e hinchados senos, (que permanecían así de tanto amamantar) masajeando mis pezones con sus hábiles pulgares.

—Aah, Jungkook —mi voz resonó extasiada y cerré mis ojos, gozando de su tacto—… Sabes que aún no podemos —él seguía concentrado en besar la piel de debajo de mi lóbulo, y mis manos se deslizaban sin prisa por su fuerte espalda.

Yo lo deseaba tanto como él, pero todavía debíamos abstenernos.

—Lo sé —asintió tras cesar los deleitantes besos en mi cuello—… Sé que aún debo esperar, pero no tienes idea de cuanto deseo volver a sumirme entre tus piernas, mientras empujo mi cuerpo para ir a lo más profundo del tuyo —sus labios se arrastraban con languidez por la línea de mi mandíbula, incitándome a pecar, hasta que llegó a mi boca y succionó mis labios con ávido, terminando por chupar el inferior con un tangible deseo—. Paso las noches soñando que te saboreo hasta que estás tan sensible que ya no puedes pensar en nada más que en mí llenándote por completo, siendo esa la premisa perfecta, precedente a hacerte mía otra vez, a poseerte con vehemencia hasta cubrir tu interior con mi blanquecina esencia que se fusiona con la tuya, tibia y resinosa, que te hace arquear la espalda con cada profundo empuje de mi cadera —hablaba con una excitada voz agitada, y sus manos acariciaban una de mis zonas más erógenas: mis caderas. Curvando por momentos sus largos dedos a mis redondas nalgas, por la altura del coxis.

—Ahg —jadeé sin poder contenerme, al percibir esas lascivas cosquillas agolparse en mi húmedo centro, clamando por más—… jugar con fuego es peligroso, comienza a quemarme —susurré en su oído, rozando el cartílago de su oreja con mis labios, padeciendo un ligero escozor en mi urgida feminidad, tomándolo con posesión de la nuca e iniciando un descontrolado beso de lengua, uno que me condujo a deslizar mi mano por su trabajado torso hasta dar con su longitud y atraparla del tronco, sacudiendo mi mano con prisa, logrando que gruña contra mis labios, entreverando nuestros tórridos alientos—. Puedes venirte en mi boca luego —bisbiseé rosando sus labios de nuevo, provocándolo, gozando de la expresión de disfrute que tenía su sudoroso rostro de ceño fruncido y cabello totalmente húmedo, adherido a su frente.

Su boca se mantenía entreabierta, su cabeza declinada hacia su espalda, y su nuez de Adán se mecía con cada jadeo que escapaba de sus labios. Había perdido totalmente el control de su fornido cuerpo, retorciéndose de placer bajo la procaz merced de mi mano, y mis besos, que bajaban de su cuello a sus clavículas, siguiendo un camino directo a sus pectorales. Acción que me llevaría poco a poco a quedar de rodillas frente a su imponente hombría, para saborearla y succionarla hasta el éxtasis final.

[…]

Ésta era nuestra rutina nocturna, los únicos momentos que habíamos podido compartir íntimamente en este primer mes pos parto, debido a que debíamos abstenernos de hacerlo por alrededor de cuarenta días. Algo que no debería ser demasiado complicado, ya que dormimos poco y todo nuestro tiempo se va cuidando a los bebés.

No obstante, aquello era una titánica tortura, ambos estábamos sedientos de más, llevábamos seis meses sin poder tener relaciones sexuales, limitándonos solo a besarnos y a acariciarnos sin ir más allá. Pese a que a veces el anhelo era tanto que temíamos perder el control, cayendo irremediablemente en nuestros más bajos instintos.


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¡Omg, sí que hace calorrrr! 🔥

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¡Omg, sí que hace calorrrr! 🔥

Fue un capítulo algo corto, lo sé, pero como dicen por ahí: “lo bueno se hace esperar”.

Jsjsjsjs nos leemos en el siguiente capítulo, Kopitos de nieve, bye, bye. 🧚🏼‍♀

⚠️Último momento⚠️
Foto de Emily mientras sus pequeños duermen tranquilamente:

⚠️Último momento⚠️ Foto de Emily mientras sus pequeños duermen tranquilamente:

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»𝑬𝒎𝒊𝒍𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 ³ 𝒆𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒍 ⚜️«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora