𝐒𝐢𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐚𝐧𝐬𝐨.
—No, no puedo calmarme. Jungkook lleva oficialmente dos semanas sin regresar a casa, Ashley. ¡Dos semanas! Y su madre aún no está cien por ciento recuperada, así que apenas tengo tiempo de dormir o siquiera ir al baño —mi voz se quebró y rompí en llanto—. Esta semana solo llamó dos veces, hablamos menos de cinco minutos y colgó. ¿Entiendes cómo me siento? Cada vez nos distanciamos más y más —sollocé derrotada, oyendo como Ashley suspiraba del otro lado de la línea telefónica.
—Sé que es difícil, pero intenta aguantar un poco más. Pronto será sábado y podremos ir a visitarte, ¿sí? Ahora debo colgar, tengo que ir a vacunar a mi pequeño bebé, pero no puedo hacerlo si no me asegúras que dejarás de llorar.
Ashley había dado a luz hace solo una semana, por lo que no podía abusarme de nuestra hermandad para depositar todo mi estrés en ella.
—Está bien, ya no voy a llorar. Lamento trasmitirte todo mi malestar y hacer que te preocupes por mí, pero sos mi única amiga. Ya sabes que ni siquiera cuento con mi propia madre —sorbí mi nariz a la vez que secaba mis lágrimas con el dorso de la mano, intentando sonreír aunque ella no pudiese verlo.
—Ey, eso no se agradece, sos como la hermanita que nunca tuve, así que siempre te escucharé y…Oh, GunJoo ya despertó, tengo que irme, pero te llamaré en cuanto regresemos, ¿sí? —se oyó como se ponía de pie, y seguido de eso, el llanto de su recién nacido.
—Claro, no te preocupes. Y envíame una foto de mi sobrino cuando puedas…Ah, y salúdame a Mark. Chau, Ashley —sonreí genuinamente, hablar con ella me había dejado mucho más tranquila, y me hacía muy feliz saber que todo en su vida iba bien.
—Adiós, rubia. Besá las mejillas regordetas de BonGi y SugMin por mí. Te quiero —oí como cortaba, y luego padecí el silencio que deja una llamada finalizada. Pero no tuve mucho tiempo más para seguir sumiéndome en la depresión, pues mis hijitos habían despertado.
—¡Mamá ya va, no lloren, no lloren! —avisé levantándome del sofá, encaminándome a la escalera.
[…]
El día se había vuelto demasiado largo para ella, su agotamiento se había aliado con su estrés latente para otorgarle un espantoso dolor de cabeza.
Después de separarlos, dejando a BonGi en su respectiva cuna, donde ya no podría seguir pateando a su hermano como lo había hecho la noche anterior, ambos se habían quedado dormidos tras beber medio biberón.
Emily sonrió al verlos tan relajados, sintiéndose feliz de que ellos no percibieran su malestar.
Miró la hora en su reloj de pared y sintió como rugía su estómago. Tenía hambre, mucha hambre. Ya que casi todos los nutrientes que ingería iban directo a la leche que consumían sus pequeños, por lo que ya había perdido unos tres kilos.
Aún así, no tenía la energía ni los ingredientes para cocinar algo nutritivo, y tampoco es que ella fuera una gran chef, Jungkook era quien se encargaba de eso. Por lo que optó por almorzar ramen instantáneo, ya que era la opción más fácil y deliciosa.
—Esto va a reconfortar mi debilitada alma y relajar mi hambriento estómago —hablaba consigo misma, mientras ponía la suficiente agua para dos ramen. Ya que sabía de sobra que con uno solo no calmaría su hambruna.
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»𝑬𝒎𝒊𝒍𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 ³ 𝒆𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒍 ⚜️«
Fanfiction[Libro 3] Las amenazas aparecen en su vida al mismo tiempo en que su relación empieza a irse en picada. Emily deberá hacer todo lo posible por proteger a sus bebés y a ella misma, de este enemigo del que no sabe absolutamente nada, ni siquiera como...