𝐅𝐮𝐠𝐚 𝐞𝐱𝐢𝐭𝐨𝐬𝐚.
Escapamos de las silenciosas instalaciones del psiquiátrico en medio de la gélida madrugada con Owen y Suhoo cuidando el panorama.
—Camina por la carretera hasta que mis amigos lleguen a ti —le indico colocándole una gorra de lana negra, asegurándome de cubrir sus orejas.
—¿Cómo sabré que son ellos? —entrecierra los ojos. ¿Por qué diablos siempre era tan desconfiada? Ya había probado sus fluidos, le había regalado un húmedo orgasmo, la amistad estaba reforzada, no debería pensar mal de mí.
La sujeto de los hombros concentrándome en su mirada desalmada, sabiendo que voy a echarla mucho de menos. Incluso extrañaré su voluble estado de ánimo y sus bufidos malhumorados.
—Conducen una furgoneta oscura, su patente es: “19 고 6769”. Ten mucho cuidado, ¿sí? —me fuerzo a sonreír.
Ella asiente y me atrevo a besar sus labios una última vez, augurando las probables maldiciones que espetará.
—Nada me ocurrirá, no a mí, amiga —alega como si hubiera oído mis cavilosos pensamientos. Se ríe y eso me da un poco de paz mental, ella está de buen humor. ¡Ah, alabado sea el devaneo sexual y sus milagros!
—Bien, eso espero, no me defraudes. Acaba con ella, ve —le doy una nalgada y espero a que su delgada figura con ropas deportivas desaparezca de mi campo de visión.
Tráenos su cabeza, Ju.
“Sí, partida en dos”.
Narra Julieta.
Recorrí la carretera por al menos diez minutos, hasta que por fin los amigos de Daysi me recogieron. Luego, me trasladaron hasta un apartado edificio donde me quedaría a pasar los siguientes días.
El apartamento era tan grande como una caja de zapatos, pero muy acogedor, pues mi cómplice había estado viviendo aquí, y todo estaba tal cual ella lo había dejado antes de que la internasen en el psiquiátrico, tras incendiar una farmacia por orden de las voces, para vengarse de ellos por no querer venderle medicamentos sin receta.
Mh, la buen Daysi, siempre quebrantando la ley.
Me quité mi ropa, recostándome en braga y sostén en el sofá, que estaba cubierto por una colcha de peluche en tono rosa pastel, que olía a chicle de sandía igual que mi amiga.
El lugar estaba climatizado por una potente estufa, que tenia en la parte donde se veía el fuego una imagen de Calcifer.
Deslicé mi mano por mi abdomen, pensando en Jungkook y en los hijos que podríamos tener. Esa era una bonita ensoñación. Por supuesto que lo era.
Me acurruqué de costado y abracé un almohadón.
[…]
Dormí hasta que el sol se asomó por la ventana a mi costado, despertándome.
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»𝑬𝒎𝒊𝒍𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 ³ 𝒆𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒍 ⚜️«
Fanfiction[Libro 3] Las amenazas aparecen en su vida al mismo tiempo en que su relación empieza a irse en picada. Emily deberá hacer todo lo posible por proteger a sus bebés y a ella misma, de este enemigo del que no sabe absolutamente nada, ni siquiera como...