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𝐒𝐞𝐦𝐛𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐩𝐚́𝐧𝐢𝐜𝐨.


𝚃𝚛𝚎𝚜 𝚍𝚒́𝚊𝚜 𝚊𝚝𝚛𝚊́𝚜…

     Vi como traían a Ju para almorzar, así que alcé mi brazo para que vinieran conmigo.

Una vez la liberaron del chaleco de fuerza quedamos las dos solas, ya que las enfermeras también se van a su descanso y todo queda en manos de los guardias que vigilan la única puerta de salida que existe al frente del comedor, que está plagado de rectangulares mesas y sillas plásticas, ambas de un optimista verde manzana. Sus paredes son blancas con varias ventanas grandes que dan la impresión de ser cuadros naturales del cielo, puesto que es un segundo piso.

     Tomo la cuchara y llena de arroz la llevo a mi boca, mientras con los palillos recojo unos trozos de kimchi.

—Uhm, esto está muy bueno —pronuncio sonriendo, tapando mi boca con mi mano pero sin aprisionarla contra mis labios.

—¡¿Cómo demonios estás tan relajada?! Ni siquiera hemos iniciado con tu ingenioso plan. Estamos perdiendo tiempo —bufa enfurruñada, apretando los puños sobre la mesa con su característico mal humor.

—Olvidé decirte, pero ya puse en marcha la primera fase del plan —dejo los palillos y la cuchara para estirar mis brazos hacia los lados, presentándole el nombre de la primera etapa:—.“Sembrar el pánico para robarle la paz a Emily” —acabo de engullir lo que me quedaba de arroz y kimchi en mis carrillos y sonrío.

Julieta se sorprende pero no de buena manera. Sus ojos pasaron de estar muy abiertos a verme con recelo, entrecerrándolos.

—¡¿Qué mierda dices?! ¡¿Cómo se te olvida mencionar algo tan importante?! —su entrecejo se pronuncia. Ve como me encojo de hombros y frunce todavía más sus cejas.

Está molesta, mucho.

En serio, mucho.

Muchísimo.

—¡Dime que no le has hecho nada malo a Jungkook, maldita psicótica! —exige a regañadientes, tomándome del cuello de la bata, inclinando su pecho sobre la mesa, llamando la atención de los uniformados; a los que les sonrío, enseñándoles un ademán para que desechen la idea de venir a intervenir.

—Primero suéltame —aparto sus manos con brusquedad y enfatizo mi templada mirada en la fúrica suya—. Contrólate y toma asiento, por favor  —apunto a la silla enfrente de mí—. Que somos damas, Ju —sonrío cruzando una de mis piernas sobre la otra.

—Bien, si eso quieres —refunfuña recalcitrante.

Vuelve a acomodar su trasero en su asiento y se cruza de brazos.

—Mejor así… —destapo la botella plástica y bebo un poco de jugo de kiwi, exasperándola.

—Intentas molestarme, ¿verdad? —me lanza un trozo de zanahoria pero lo esquivo con facilidad, y este rebota en la calva de otro loco que nos voltea a ver con mala cara.

Me rio un instante, precedente a contarle sobre las flores, los lazos negros y las cartas con ingeniosas amenazas.

—…ella huyó como una rata despavorida a Seúl después de eso —concluyo orgullosa, apreciando el modo en que sus pupilas se ensanchan con plenitud, realzando la satisfacción que resplandece en el nítido café de sus iris corrompidos.

—Me hubiera encantado ver su maldito rostro transfigurado por el pánico —se lamenta, bebiendo su botella de agua.

—Pronto la verás, pero antes debemos poner en marcha la segunda parte del plan —ladeo la cabeza sonriendo de lado, revisando que nadie esté cerca.

»𝑬𝒎𝒊𝒍𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 ³ 𝒆𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒍 ⚜️«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora