Capitulo 8: Celosa.

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1 de octubre

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1 de octubre.

La semana había pasado tranquilamente, se me fueron los días volando. Victoria y yo éramos cada vez más unidas, empezaba a conocer un lado de Vicky que no conocía. Un lado frágil.

Me di cuenta de que ella tiene muchas inseguridades al igual que yo, y obvio, es muy sensible. Era algo que ella no dejaba ver fácilmente.

Victoria llegaba a cualquier lugar como si fuera la dueña, y en parte lo era, era dueña de todas las miradas a donde sea que fuera. Su inseguridad no es física. Tiene miedo de que nadie la pueda amar de la misma manera que ella.

Yo quiero hacerlo. Quiero hacer lo mismo que ella hace conmigo. Cuidarme, y quererme.

—¿En que piensas, baby ?.—Su voz soñolienta me hizo girar a verla.—Me levanté y no te sentí, ¿que hacías ?

Sonreí al verla vestida con pijama de gatitos. Una playera holgada con muchos gatitos, toda rosa y una pantalonera a juego. Su cabello levemente desordenado, y su rostro aún con rastros de sueño.

Se nos estaba haciendo costumbre que ella se quedara en mi casa los fines de semana.

—Estaba esperando a que despertaras.—Me levanté del sofá y caminé hacia ella. Subí mis manos por sus hombros.— ¿Dormiste bien?

Parecía algo desorientada, mojó sus labios con su lengua y se preparó para hablar.

— Contigo siempre duermo bien.—Me dio un pequeño beso.— ¿Tu mamá se fue ?

—Sí, tuvo una emergencia en el hospital.—Me encogí de hombros.— Le caes muy bien.

—Ella también me cae muy bien, mejor que tú.

Ok.

—Idiota.—Me di la vuelta para volver a sentarme, pero sus manos me lo impidieron. Me hizo girar de nuevo, quedando frente a ella. Su estupida sonrisa me molestaba más.

—Una bromita na' mas.—Ajustó su agarre en mi cintura.— Quiero despertar así todos los días. Contigo.

—Que te despierte mi mamá.—Dije, haciéndome la molesta. Me solté de su agarre y caminé a la cocina, en busca de café.

Victoria soltó una carcajada.

—También, no me molestaría.—Siguió. Le di la espalda para prepararnos café a ambas. Sus manos tomaron mi cintura, sentí sus caderas chocar con mi culo.— Lo bien que te quedan mis playeras.—Hizo mas presión, haciéndome chocar con la cocina, no voy a negar que ese leve roce me puso mal.

—Te levantaste muy animada, ¿no?.—La empujé hacia atrás con mi culo, para poder llevar las tazas con café a la mesa. Me siguió sin soltarme.

Nos separamos cuando sonó un celular, Victoria me miró. Era el mío.

Contigo {Youngmiko}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora