Capítulo 6

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El sonido de mi celular recibiendo una notificación de alguna red social hace que me despierte. Inmediatamente un fuerte dolor de cabeza me abarca y percibo como me siento generalmente mal. Coloco mi mano sobre mi frente y me quejo un poco. Creo que el beber aquella botella de vino por mí misma en una sola noche, no fue de las mejores elecciones que he tomado en mi vida.

Me siento en la cama mientras abro un poco los ojos y miro los alrededores.

La botella de vino yacía a un lado de la cama mientras que mis zapatos y teléfono celular estaban en el suelo, cercanos a la mesita de noche.

Mis ojos van lentamente hacia el reloj que tenía sobre aquella mesa, pero, al ver la hora que era y lo tarde que se me estaba haciendo para mi primera clase en la universidad, pego un salto y quedo de pie.

—¡Mierda! —Grito corriendo hacia el armario, abriéndolo, y tomando lo primero que veo.

Dirigiéndome a toda prisa hacia el baño mientras me desvisto, llego en ropa interior frente al lavabo y me cepillo los dientes a velocidad luz. Al terminar, me visto con lo que había tomado; una camisa de las chicas super poderosas, unas medias blancas y un mahón largo desgastado. En camino a la puerta principal, agarro mi celular, las llaves y los zapatos. Abro la puerta y salgo del departamento rápidamente.

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Tras algunos minutos de conducir sobre el límite de velocidad y saltarme algunos "altos" en la carretera, llego al estacionamiento de la universidad, aparco toda cruzada en el espacio y me bajo con mi mochila.

Miro el celular en mi mano; la clase ya había comenzado hace unos 15 minutos. Tendría suerte si la profesora Cleo me dejaba entrar a estas horas.

¡Qué estupida fui! Beber de esa manera sabiendo que al próximo día tendría clases temprano.

No lo pensé bien, pero, ya no había mucho más que hacer. Solo apegarme al dolor de cabeza que me estaba consumiendo y enfocarme en llegar a la clase lo más pronto posible.

Después de dejar medio pulmón y un callo de los pies en los pasillos, finalmente llego al salón de clases. Al abrir la puerta, noto como todos inmediatamente giran sus cabezas y me observan. La profesora viéndome con los ojos entrecerrados y sus brazos firmes sobre su pecho. Demostrando que no estaba contenta con mi hora de llegada.

Sin más rodeos, me siento en mi taburete y saco mis pinturas de las gavetas de la mesita a mi lado. Agarro mis pinceles y miro el canvas en blanco que tengo frente a mí.

No tuve tiempo para pensar en lo que pintaría. Olvidé que hoy se suponía que comenzaríamos con un nuevo proyecto, y la verdad, no tenía ni idea de lo que haría en este canvas en blanco.

Tomando un poco de negro en mi pincel, solo lo coloco en el canvas y comienzo a moverlo; sin pensar demasiado... solo dejándome llevar.

Al cabo de algunas pinceladas y una hora aproximadamente, bajo el pincel y observo lo que había hecho... era un retrato del rostro del hombre alado.

Me quedo observándole, admirándolo; y es ahí cuando un recuerdo me vine a la mente. Tengo la memoria de haberlo visto hace poco.

¡No, espera!

Acaso, ¿lo vi en mi habitación?

Coloco mis utensilios sobre la mesa y me rasco la frente.

¿Por qué tengo la impresión de haber visto a Cupido en mi cuarto anoche?

¿Acaso lo soñé?

Cupido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora