Capítulo 22

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Me quejo al percibir como se me comenzaba a hacer difícil el respirar por el agarre del chico.

Trato de zafarme a toda costa, inclusive, intentando sacar sus manos de mi cuello; pero era demasiado fuerte, no podía.

—¡Mírala, quiere huir! —El amigo de Manuel se ríe y me señala. Ambos parecen estarse divirtiendo con todo esto.

—¡Suéltenme, dejen ir! —Hablo como puedo, ya que la opresión a mis cuerdas vocales me provoca que la voz a penas se me escuche.

—No, no. —Niega Manuel. —Aún estamos empezando lindura. ¿Cómo crees que te vamos a dejar ir sin divertirnos un rato? —Lame su labio inferior y comienza a acercárseme.

Yo grito, pero éste me tapa la boca con su mano libre mientras continúa acercándose lentamente hacia mí.

Cuando su nariz roza mi quijada, oliéndome, siento el sonido de un estruendo seguido por los quejos del amigo de Manuel.

Abro los ojos y veo como Cupido estaba sobre el chico, quien se encontraba tirado sobre la acera, dándole de a golpes.

Un puñetazo tras otro en toda la cara.

Manuel se voltea solo un poco, sin llegar a quitarme la mano del cuello, y mira sobre su hombro a su amigo en el suelo.

—¿Qué demonios está pasando? —Grita.

Cupido continúa pegándole al otro chico hasta dejarlo inconsciente. Luego, le veo andar hasta Manuel, halarlo de la camisa con fuerza y arrebatarlo de en frente mío.

Manuel vuela por los aires y cae cercano a donde está su amigo.

El dios del amor prontamente se me acerca y me mira de arriba a abajo.

—¿Estás bien? —Pregunta nervioso. Yo asiento apresuradamente.

—Sí, lo estoy. —Contesto asustada.

Cupido suelta un suspiro de alivio para acto seguido darse la vuelta hacia los malhechores.

—¿Qué está pasando aquí? —Manuel se para del suelo, aturdido. Su compañero aún tirado a su lado de la misna forma en la que había quedado cuando Cupido le había atacado. —¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!

Claro... ellos no le veían. Por eso no sabían qué o quién era lo que les estaba atacando.

Aprovechándose de esto, Cupido se le para en frente y le empuja por el pecho. Manuel da un paso hacia atrás al instante que pega un puño al aire el cual el dios mitológico logra esquivar.

Cupido vuelve y se le acerca, desde una posición diferente está vez, y le proyecta un puñetazo justo en el tabique de la nariz que hace que el chico se queje y de un grito de dolor.

Sus manos posadas ahora en el área del golpe.

Al Manuel retirar sus manos y observarlas, da un paso atrás al ver la sangre entre sus dedos.

Eso lo hace enfurecer y comenzar a lanzar puños por doquier; a su alrededor.

Cupido esquivándolos todos con gran facilidad.

Al Manuel verse visiblemente agotado; Cupido se le acerca, le toma la mano derecha y se la tuerce. Manuel grita de dolor entretanto este dios se le acerca al oído y le susurra...

—Espero que esto te enseñe a jamás tocar a ninguna mujer más con tus asquerosas manos. —Le retuerce la muñeca, y a juzgar por el sonido que hizo y los gritos de dolor del muchacho, creo yo que aquello se rompió.

Manuel llora y se sujeta aquella mano con la otra sana. Camina hasta el amigo y se le para al lado

—¡Levántate Jack, tenemos que irnos de aquí! —Dice entre sollozos mientras agita con su mano buena a su compañero. Quién aturdido, se levanta entre cojos y le sigue.

Cupido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora