Un frío me recorre la espalda inmediatamente tras aquellas palabras salir de mis labios. Noto como Hades se me queda viendo con una mirada fría y penetrarte entre que baja su mano, con la cual estaba dispuesto a atacarme, lentamente y la posiciona al costado de su cuerpo.Había dicho aquello sin tan siquiera pensar en las consecuencias que podría traerme el entregarle mi alma al dios del inframundo; pero, haría lo que fuera por salvar a Cupido de su miseria.
Aunque eso significase que tuviera que venderle mi alma al dios de lo todo lo malo.
Noto como Mar da dos pasos a hacia adelante y me mira con una expresión de consternación en su rostro.
—¿Estás segura de lo que quieres hacer? La penumbra es un lugar horrible según me a descrito Hades; puedes perder la vida ahí Karla. —Habla suave y con una voz muy dulce. Yo asiento.
—No puedo solo quedarme de brazos cruzados sabiendo que Cupido está sufriendo ahí dentro. Tengo que hacer algo, o al menos... intentarlo. —Mi voz entrecortada.
Mar se me acerca, toma mis manos entre las suyas y me sonríe.
—Te entiendo, de verdad. Yo al fin y al cabo haría lo mismo por este saco de rabietas que tengo a mi lado. Iria al fin del mundo si es necesario. —Ríe por lo bajo volteando el rostro un poco y viendo a Hades de forma dulce por sobre su hombro.
Luego me suelta las manos y da un paso atrás.
—Así que si tienes que ir a salvarlo, o como tú dices... al menos intentarlo; te comprendo. —Asiente.
En ese momento, sigilosamente Hades se le acerca a la chica y la abraza por la espalda; apoyando su barbilla sobre el hombro de la chica.
—¿En realidad harías cosas locas por mí? —Le habla suave cerca del oído. Mar asiente.
—No tienes ni idea de lo que haría; no sabes de lo que soy capaz de hacer por ti amor mío. —La chica se da la vuelta, lo mira fijamente a los ojos, se le acerca y le roba un beso en los labios. Él la mira bonito, con una sonrisa de medio lado.
Estos dos tornándose muy afectivos el uno con el otro. Olvidándose completamente que Ana y yo estábamos en la habitación... esperando.
—Entonces, ¿me ayudarán? —Pregunto. Hades sale de su trance con Mar y me mira repentinamente, fijando sus ojos en mí.
Noto como aquella mirada linda y tierna desaparecen; remplazando la por una fría y penetrante. Yo me estremezco.
Le veo soltar la cintura de Mar, despacio, y dar un paso al frente; quedando así justo frente a mí.
—Te ayudaré mocosa, pero aún quiero tu alma a cambio. —Chasquea los dedos y un documento enrollado como un pergamino aparece en la palma de su mano junto con un plumón en forma de hueso y con una carabela negra en el extremo superior.
Yo trago hondo.
—¿De verdad le vas a cobrar, Hades? —Mar se le acerca y le mira con los ojos entrecerrados, cruzando sus brazos sobre su pecho.
Hades vuelca los ojos.
—Sabes que necesitamos cada alma que podamos. Desde que los humanos se invernaron el reguetón cristiano, los números de almas merecedoras del inframundo han bajado mucho; y lo sabes. —Mar suspira y asiente.
—Sí, creo que esta vez tienes razón. —Hace una mueca con la boca.
—Así que, si quieres ayudar a tu amorcito Cupido... firma aquí y te diré cómo ir a la penumbra. —Extiende su mano con aquel documento hacia mí. La pluma en su otra mano.
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Cupido ©
FantasíaKarla es una joven universitaria la cual, por obra del destino, presencia por error a uno de los pocos seres en el universo incapaz de ser visto por el ojo humano... a Cupido. Confundida y confiada en lo que había visto, Karla se ve forzada a ir en...