Capítulo 27

985 125 77
                                    


Sentada en la cama junto con Cupido, en su habitación, el silencio se vuelve abrumador entre nosotros.

Ambos sin saber qué decir o qué hacer exactamente.

Incómodos.

Con la esquina del ojo veo como Cupido comienza a deslizar su mano por el colchón hasta llegar cerca de la mía. Luego, sutilmente, agarra con su meñique el mío.

Volteo el rostro hacia él y le mío.

Ambos sonreímos y me siento sonrojar.

¿Cómo es que no vi a este ser tan tierno desde antes?

Mientras nos miramos, Cupido se me acerca muy despacio hasta quedar justo a mi lado. Noto como su pecho sube y baja más de prisa; al igual que el mío.

Cupido se inclina hacia mí, me rodea hasta quedar justo frente mío y luego continúa acercándose hasta hacer que yo pierda el balance y caiga de espaldas sobre el colchón.

Me arrastro hacia atrás, al centro de la cama, entretanto veo como este dios del amor se sube arriba mío; quedando rostro con rostro. Sus manos a ambos costados de mi cabeza.

Bajándose un poco y acercándose más, Cupido roza su nariz con la mía mientras su respiración tibia y rica rebota en mi rostro.

Cierro los ojos por un instante mientras me deleito con su aroma, con su presencia... con su compañía.

Cortando la distancia que separaba nuestros labios, Cupido comienza a besarme lenta y pausadamente; con movimientos delicados y suaves.

Los vellos de mi piel se me erizan y correspondo a aquel beso magnífico mientras me dejo llevar.

La mano derecha de este dios se aventura a posarse en mi cintura entre que comienza a recorrer mis curvas, levantando un poco aquella camisa que llevaba puesta.

El sentir el contacto de su piel con la mía una vez más provoca que me llene de deseo por este dios del amor y tan solo lo deje avanzar.

Cupido continúa alzando mi blusa hasta subirla por completo y quitármela por encima de mi cabeza.

Suelto un suspiro al ver como aquella prenda de ropa abandonaba mi cuerpo y salía volando hasta caer en el suelo a un lado de la cama.

Pero yo todo esto se lo permito.

Migrando sus besos de mis labios, Cupido comienza a recorrer mi mejilla; abriéndose paso hasta llegar a mi cuello y ahí anclarse.

Jadeo ante las sensaciones ricas que me estaba haciendo sentir. Ante aquello que me estaba haciendo experimentar.

Subo mis manos hasta su espalda y sujeto con fuerza la parte baja de su camisa, para acto seguido comenzar a subírsela hasta que este dios me permite quitársela por completo.

Quedando su torso desnudo; rozando piel con piel con mi cuerpo.

Mientras Cupido me besa el cuello, percibo como éste toma otro rumbo y baja descaradamente hasta mi pecho.

Arqueo la espalda al sentir como sus labios mojados se acercaban al escote de mi sostén.

Pasando mis manos por su espalda, toco con la punta de los dedos la raíz de sus alas, continuando mi trayecto hasta su espalda baja.

Mientras tanto, Cupido roza su nariz con besos ocasionales por sobre mi sostén, y bajando hasta mi estómago hasta llegar a mi ombligo.

Haciéndome sentir un éxtasis de emociones y sensaciones las cual son demasiado difícil como para describir.

Cupido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora