Encerrada aún en la cocina, miro el suelo frente a mis pies y pienso.
¿Qué pasará ahora que nos habían visto besándonos y acariciándonos?
¿Cupido se meterá en problemas por mi culpa?
¿Me echarán de este lugar y no me permitirán volver?
Mi corazón palpita fuerte dentro de mi pecho ante lo desconocido. Al no saber qué pasaría ahora con nosotros.
Cupido se veía muy nervioso al ver al alado de negro. Por ello corrió tras de él cuando se fue.
Hay mierda, ¿qué estará pasando?
Mientras estoy abrazándome a mí misma frente a la encimera, veo con la esquina del ojo como Cupido llega.
Inmediatamente me le acerco y le pregunto.
—¿Qué pasó? ¿Estamos perdidos? —Pregunto nerviosa. Cupido se me acerca, me toma de las manos y niega.
—No para nada. Hades no hablará, va a guardar nuestro secreto. —Sonríe contento.
Yo me quedo callada por un momento procesando aquello.
—Entonces, ¿nadie sabe nada? —Niega.
—No, incluso; todos ya se fueron de la fiesta. Hades los echó para que pudiéramos estar solos. —Desliza su dedo pulgar con gentileza sobre mis manos.
Siento como una sensación de alivio y felicidad me invaden el alma.
—¿Quieres salir de la cocina? —Pregunta; asiento con mi cabeza. —Entonces, larguémonos de aquí. —Dice y prontamente ambos desaparecemos en una nube de brillantina bonita.
Al abrir los ojos, veo como estábamos en un lugar desconocido para mí.
Miro a mis alrededores, estábamos en medio de un bosque el cual parecía tener vida. Árboles gigantescos con setas de colores florecientes que crecían de sus troncos. Pequeñas estelas de luz que colgaban de las ramas y de las hojas, como si el árbol hubiera estado llorando y aquellas fueran sus lágrimas.
Habían muchas flores de colores inimaginables las cuales emanaban brillos del mismo color la cual la suave brisa que soplaba se llevaba alto hasta que desaparecían.
Me percato del sonido del agua corriente, por lo que giro sobre mi propio eje y es ahí cuando lo veo; una montaña no muy alta con muchas cascadas individuales, las cuales se unían todas en un mismo lago central cercano.
La naturaleza tenía una majestuosidad increíble, desde pequeñas luciérnagas que revoloteaban en el aire con su brillo, hasta peces en el lago con luz propia.
Un nudo se me hace en la garganta al no haber visto nada igual. Ni en mis mejores sueños o películas de fantasía.
Volteo hacia Cupido y le miro; éste me recibe con una sonrisa de labios cerrados en el rostro.
—¿Dónde estamos? —Es lo primero que pregunto, curiosa.
—Es mi lugar favorito para pensar. —Suspira. —Lo creé para poder venir aquí y escapar de la realidad.
El sonido del agua cayéndo por las cascadas inundaba el aire cada vez que había silencio.
—Es precioso. —Miro los alrededores.
Con cada vistazo encontrando cosas nuevas y más bonitas que las anteriores.
Cupido se sienta en el suelo y toma una bocanada de aire.
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Cupido ©
FantasyKarla es una joven universitaria la cual, por obra del destino, presencia por error a uno de los pocos seres en el universo incapaz de ser visto por el ojo humano... a Cupido. Confundida y confiada en lo que había visto, Karla se ve forzada a ir en...