Cuatro Ya Es Un Patrón... ¿No? • 4ta RD Harry Potter

6. Clases particulares

Celia - Camila Cabello

Los días siguientes estuve evitando a Fred y él también parecía querer evitarme a mí cada vez que Lee y George se acercaban a hablar conmigo y mis amigos. Lorie notó que cuando Fred venía con los chicos yo me ponía incómoda y me tomaba de la mano sonriéndome cómo modo de apoyo, mientras que Theo se ponía frente a mí tratando de protegerme pero no demasiado que se notará que a fuerza quería estar detrás de ellos. En el partido de quidditch de la final por primera vez ví a mis amigos vestir de los colores de mi casa, lo cuál me dió motivación y junto al enojo que le tenía a Fred me aseguré de esquivar cada una de sus bludgers y mofarme de él cómo él lo había hecho conmigo. Les dí un gran espectáculo a los espectadores que me gané algunos comentarios a mi favor de Lee haciéndome reír.

Ganamos y sólo salí corriendo hasta abrazar primero a mis amigos, terminé tumbando a Lorie mientras ambos reíamos, tanta era la emoción que le dí un beso en la mejilla, se puso todo rojo y yo también cuando me di cuenta de lo que había pasado. Me disculpé y él sólo negaba, no podía hablar de la impresión, después abracé a Theo también emocionada que me trepe a su torso cómo garrapata haciéndolo reír mientras me daba vueltas y se quejaba de que estaba sudada pero igual no me soltaba. Cuando corrí a mi equipo todo fue felicidad, levantamos la copa en el aire y posamos para las fotos del periódico escolar y los anuarios. Fue épico.

Lo malo fue una semana después dónde tuve que estudiar arduamente con todos mis tutorandos para el exámen de encantamientos mientras con Theo estudiaba para pociones y los demás exámenes. Fue una semana estresante la verdad. Justo cuando estaba ayudando a mis tutorandos de primer año Fred entro por la puerta con algo en la espalda y su mochila en el hombro. Lo miré extrañada y le indiqué que se sentará en las mesas del fondo, me hizo caso y esperó hasta que la clase terminó recibiendo una burla de Ron y dándole un zape en la cabeza.

—¿Necesitas algo? ¿Alguna duda con la clase de ayer? —dije apuntando a mi escritorio— Por que tus ejercicios salieron bien ¿los quieres ver?

Me alejé un poco hasta mi escritorio para buscar los ejercicios, nerviosa es poco para decir cómo mis manos estaban temblando. Escuché cómo se puso de pie nuevamente, se colocó detrás de mí y yo me quede tiesa hasta que ví como frente a mi dejó una rana de chocolate.

—Necesito ayuda para estudiar para los exámenes —bufó—. La rana de chocolate es tu pago

—Oh... Yo no hago clases...—dejó otra rana de chocolate— particulares

—¿Con eso es suficiente? —me susurró, sonaba desesperado— Porque de verdad necesito la ayuda y sólo me queda una más para ofrecer

—¿Estás dispuesto a hacer todo lo que te diga sin cuestionar nada, hacer que me terminé enojando contigo y dando por vencida?

—Siempre y cuando no me deje en detención o en la cárcel. Sí.

Me reí y tomé las ranas de chocolate asintiendo. Me dí la vuelta y lo ví a los ojos, estábamos demasiado cerca.

—Esta bien.

—Gracias.

—Denada.

Nos quedamos mirando unos segundos más, supe que no sólo traía las ranas de chocolate para sobornarme, si no para disculparse. Nos quedamos mirando hasta que carraspeo y se separó un poco de mí.

—¿Tienes tus cosas aquí? —levantó su mochila— bien, siéntate en la silla

Me hizo caso y cuando estaba por mover la pizarra más cerca de nosotros él se levantó para ayudarme, le sonreí en agradecimiento y rápidamente comenzamos a estudiar, le expliqué cada uno de los temas más viejos del año junto a un repaso pequeño de los últimos vistos. Hizo algunos chistes y no pude evitar reírme de los que me daban gracia, fue ciertamente agradable hasta cierto punto. Cuando oscureció tomamos nuestras cosas quedando en que el día siguiente también estudiaríamos nada más terminar las clases. Cuando llegamos al comedor me despedí y corrí hasta con mis amigos que no había visto en todo el día.